El Decreto Ejecutivo No. 26 de 2025, que crea la Comisión de Integración de los Servicios de Salud, establece un modelo integrado que coloca a la investigación científica y a la educación en el centro para anticipar, responder y transformar nuestra realidad sanitaria, así como modernizar la manera en que enfrentamos la coinfección tuberculosis-VIH. En un análisis publicado en 2021 en la revista The Lancet, encontramos que la mortalidad entre los hombres con coinfección VIH-tuberculosis que consumen drogas inyectables es el doble que la de las mujeres. Por otro lado, la mortalidad entre mujeres coinfectadas por VIH y tuberculosis asociada a relaciones sexuales sin protección fue 6% mayor que la de los hombres. En Panamá, en 2020 publicamos —durante la pandemia— el caso de una triple infección por tuberculosis, VIH y SARS-CoV-2 en la American Journal of Tropical Medicine and Hygiene.
Un modelo integrado de salud permitirá armonizar datos, metodologías y prioridades de investigación, facilitando la vigilancia unificada, la evaluación de intervenciones y la toma de decisiones basadas en evidencia. De igual forma, la educación —del personal sanitario, promotores comunitarios y sociedad civil— se convertiría en un eje transversal capaz de reducir inequidades, fortalecer la adherencia terapéutica y disminuir el estigma que afecta a quienes viven con tuberculosis y/o VIH.
Esto requiere asegurar la interoperabilidad entre laboratorios de salud pública, organizaciones de base comunitaria, programas y servicios clínicos, y fortalecer unidades donde converjan atención especializada, investigación aplicada y capacitación continua. Un ejemplo es el Laboratorio Interinstitucional de Diagnóstico de Tuberculosis en la provincia de Colón, donde realizamos pruebas de diagnóstico y carga viral de VIH, además de investigación científica consorciada entre el MINSA, la CSS e INDICASAT-AIP, con apoyo de la SENACYT.
Urgen esfuerzos similares de investigación antropológica que permitan comprender las barreras que aún impiden el diagnóstico temprano de tuberculosis y VIH, así como la adherencia al tratamiento, especialmente en poblaciones vulnerables como las comarcas indígenas y las personas privadas de libertad. También es necesario aumentar el apoyo a las campañas de las ONG que educan sobre prevención, diagnóstico oportuno y estigma asociado. Todo ello ayudará al nuevo modelo integrado de atención en salud a combatir la coinfección tuberculosis-VIH.
El autor es científico de INDICASAT-AIP en Ciudad del Saber, miembro de la Organización Panameña Antituberculosa, de la Sociedad Latinoamericana de Tuberculosis y otras Micobacteriosis, e integrante de Ciencia en Panamá.
