Revuelvo la mirada y a veces siento espanto cuando veo el complicado mundo de los impuestos en Panamá, donde unos obligados tributarios han abusado de una fiscalización debilitada por falta de recursos; otros han utilizado créditos ficticios o ilegítimos; y otros más, con la complicidad de ambas partes del juego fiscal, utilizan incentivos improcedentes para no pagar los impuestos que les corresponden pagar. Y mientras ellos están de fiesta, otros menos afortunados socialmente reclaman al Estado mayor seguridad, reparación de calles, mejor y mayor educación, más potabilizadoras, etc., etc.
Aunque se percibe que aún falta mucho por mejorar en la utilización de los recursos estatales, y muchas “botellas” por quebrar, el mejor cuento es el de aquellos que reclaman el uso correcto de los impuestos que ellos no pagan, estando obligados a pagarlos. Traigo a los lectores lo que señala el primer artículo del Código Civil, que advierte que el desconocimiento de las leyes no sirve de excusa para no cumplirlas, norma aplicable a nacionales y extranjeros, domiciliados o transeúntes.
Los corruptos, corruptores y sus cómplices se visten de blanco con el alma sucia mientras roban las arcas del Estado y el futuro de muchos. Esos hipócritas son el cáncer político que hizo metástasis en las administraciones pasadas, al amparo del silencio de la justicia. No basta el paso firme ni la publicidad de lo que se hace bien; es necesario que exista, se conozca públicamente y se tenga la certeza del castigo para todos los involucrados, castigo que debe incluir la devolución económica, cualquiera sea el caso, más intereses, costos y gastos; la devolución del patrimonio no justificado; y la inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos, así como la prohibición vitalicia de hacer operaciones comerciales y/o brindar servicios de cualquier clase, directa o indirectamente, con el Estado panameño y/o sus instituciones.
Por su parte, la inmunidad es el veneno de la sociedad, y con ella se escribe la nefasta impunidad y una triste historia de la justicia panameña.
CÁPSULA FISCAL – la corrupción y su impunidad crean la falsa idea de que el crimen sí paga. Unidos podemos combatirlas y derrotarlas.

