La innovación como palanca de la competitividad



En el mundo en que vivimos donde las cadenas de valor son cada vez más dinámicas y cambiantes, las empresas, al igual que las naciones están obligadas a mantenerse competitivas y transformarse permanentemente, y para ello deben desarrollar sendas estrategias de competitividad sostenibles, donde la innovación y el desarrollo continuo de las capacidades y habilidades de sus recursos humanos, juegan un papel preponderante para no quedarse atrás.

En los mercados donde operan muy pocos participantes (oligopolios o monopolios), por el tamaño del mercado o peor aún, por protecciones cómplices de los organismos reguladores, no hay incentivos para ser eficientes y competitivos, impactando desfavorablemente a las grandes mayorías que se ven obligadas a pagar por ineficiencias, con mayores precios, o recibir propuestas de valor desfasadas de la realidad mundial. La competencia siempre es sana, inclusive para las mismas empresas, que se ven forzadas permanentemente a cambiar y ser cada vez más eficientes, rentables, y más sostenibles en el tiempo, porque las que se acostumbran a permanecer en mercados imperfectos, sin transformarse, tarde o temprano desaparecerán, y estos procesos con las nuevas tecnologías se están acelerando.

Un caso de éxito en el diseño e implementación de una efectiva estrategia de competitividad a nivel empresarial lo representa Apple, que luego de estar cerca de la bancarrota, con un cambio oportuno de líder, y apalancada en un proceso de innovación continua, hizo como decía Arquímedes de Siracusa en el siglo III a.d.C. “denme una palanca y un punto de apoyo y moveré el mundo”, al iniciar un proceso de transformación radical de su modelo de negocios y reposicionarse frente a las amenazas que el entorno le venía propiciando, especialmente a través de su mayor competidor para el momento, Microsoft.

Apple fundada en 1976, inicialmente para producir computadoras de escritorio y portátiles, impresoras y software para nichos específicos, a precios muy elevados, logró alcanzar el 4% de participación de mercado, hasta que Microsoft lanzó su emblemático sistema operativo Windows 95, que le generó una caída indetenible de sus ventas, sin que su CEO del momento, Gil Amelio, lograra detener, a pesar de haber hecho importantes recortes de costos y buscado algunas alianzas estratégicas, que nunca prosperaron y no fue sino hasta febrero 1997, cuando se estimaba que en dos meses la empresa caería en bancarrota, que la junta directiva decide nombrar a Steve Jobs como CEO interino.

En un año, se implementaron cambios radicales en Apple, algunos obvios y otros no tanto. La empresa se redujo a su mínima expresión para intentar sobrevivir hasta conseguir lo que Jobs perseguía y respondía cuando le preguntaban ¿cuál sería su estrategia? “esperaremos hasta poder dar nuestro próximo gran paso”, mientras rediseñaba e implementaba un plan de transformación e innovación pocas veces antes visto. Eliminó 14 de los 15 modelos de desktop que producían y se quedó con un solo portátil. Cortó toda la producción de impresoras, periféricos y desarrollo de software. Transfirió toda la producción a Taiwán, y con una sola línea de producción logró reducir el 80% del inventario. Abrió la venta online de sus productos directamente a los consumidores finales, con lo cual eliminó a los distribuidores.

Como parte de su estrategia de transformación, Jobs definió que no pretendía ser el líder en el mercado de los computadores personales, mientras seguiría explorando su próximo y novedoso lanzamiento, lo cual ocurrió en 2003 cuando revolucionó la industria discográfica tradicional, con el iPod y la plataforma iTunes, donde los usuarios podían comprar música digital que almacenaban en los diferentes y diminutos aparatos, posicionando a la empresa como una de las lideres en la industria de consumo electrónico, logrando muy rápidamente ventas superiores a los $10 Billones e incrementando la capitalización de mercado de la empresa de $1 a $150 billones, en 4 años.

Con el modelo de negocios definido, buscaba desarrollar productos en forma integral que incluyeran hardware, software y servicios, diversificando las propuestas de valor a través de diferentes versiones o modelos del mismo producto, al principio siempre dentro de la misma industria de la música, como el iPod shuffle, su versión más sencilla y económica, el iPod nano, un ultra compacto con pantalla a color y el iPod touch, con pantalla táctil, éstos últimos finalmente sirvieron de puente para el lanzamiento de sus exitosísimos iPhones en 2007 y iPads en 2010, productos en continua evolución tecnológica, que revolucionaron las industrias de teléfonos móviles, de las cámaras digitales, de entretenimiento y de creatividad y productividad, con sus innumerables aplicaciones distribuidas a través de su App Store.

Hoy en día Apple es una de las grandes y exitosas tecnológicas, llegando a ser la empresa más valiosa del mundo, con una capitalización bursátil actualmente superior a los $3 Trillones Americanos. Una historia de altas y bajas, que un líder visionario logró llevarla de las puertas del fracaso, a ser una de las empresas más competitivas e innovadoras del mundo. Un caso de éxito digno de emular y aplicable a cualquier tipo de empresa, que con una buena estrategia de competitividad y sobre todo con una muy buena implementación, que normalmente es por donde fallan el 80% de las empresas, asegura su éxito y supervivencia.

El autor es economista con maestría en Fintech y Blockchain


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