Cómo explicar la música clásica? “Concord of sweet sounds”, como dijo Shakespeare.
La música popular de hoy es como tomarse de la mano. El jazz son besitos en la mejilla. Mientras que la música clásica es como hacer el amor.
Quien no es padre nunca sabrá las emociones de tener hijos. Así es la música clásica: si no das el salto, nunca vivirás la experiencia.
La grandeza en la música no tiene nada que ver con la popularidad. Inclusive, se podría decir que es lo opuesto a la popularidad.
La mejor música no es visual; es auditiva. No gira tanto en torno al intérprete.
Es música pura, compuesta por genios, libre de los artilugios y ademanes del ejecutante. Puedes escucharla con los ojos cerrados. No tiene que sonar en alto volumen. Puede ser fortissimo o un susurro dulce. La música te conmoverá. Pero hay que escuchar.
Si la buscas, puede enriquecer tu vida. Ella no va a venir a buscarte. Requiere explorar e indagar.
A los compositores, muertos hace siglos, ya no les interesa ser populares. Beethoven, por ejemplo, sabía que estaba escribiendo música para futuras generaciones. Su editor, al ver las partituras de sus últimos cuartetos de cuerda, le advirtió que nadie sería capaz de entender esas composiciones. Pero a Beethoven no le importaba un bledo si a sus contemporáneos les gustaban o no. Soberbio como era, sabía que eventualmente sus obras serían apreciadas.
“The man that hath no music in himself, let no such man be trusted”. The Merchant of Venice
El autor es jubilado y profesor de música.


