La forma en que aprendemos está cambiando rápido. Ya no basta con pizarras, libros de texto y repasar apuntes. Hoy, la ciencia del aprendizaje nos muestra cómo funciona el cerebro, cómo recordamos mejor y qué prácticas realmente mejoran la educación.
La neurociencia educativa revela que no todos los estudiantes asimilan de igual manera. Hay investigaciones que demuestran que repetir información sin contexto tiene menos impacto que usar ejemplos prácticos, imágenes y relatos reales. Esto se conoce como aprendizaje multisensorial, que activa más áreas del cerebro y refuerza la memoria a largo plazo. Por esta razón, cada vez más escuelas y universidades integran plataformas interactivas, análisis de datos e inteligencia artificial (IA).
Estas herramientas basadas en IA pueden personalizar ejercicios, detectar áreas débiles y adaptar contenidos según el progreso de cada estudiante. Project Astra es un ejemplo reciente: un prototipo de asistente de inteligencia artificial multimodal, desarrollado por Google DeepMind, que combina reconocimiento de voz, procesamiento de lenguaje y datos en tiempo real para resolver preguntas y reforzar conceptos.
Según un reporte de HolonIQ, el gasto global en tecnología educativa crecerá de 227 mil millones de dólares en 2020 a alrededor de 404 mil millones en 2025. Sin embargo, no todo es software.
La ciencia también estudia la motivación y la permanencia escolar. Diversos estudios en Panamá muestran que uno de los retos es mantener a los jóvenes interesados y reducir la deserción. Para eso, entender sus contextos, usar ejemplos cercanos y aplicar técnicas comprobadas como la retroalimentación inmediata, la gamificación o el aprendizaje colaborativo pueden marcar la diferencia.
Detrás de cada app educativa, cada tablero digital o cada plan de estudios actualizado hay evidencia científica. Comprenderla y aplicarla no es tarea solo de expertos. Docentes, familias y estudiantes pueden beneficiarse si sabemos preguntar: ¿qué dice la ciencia sobre cómo aprendemos mejor?
Aprender mejor también es una forma de acercar la ciencia a nuestra vida diaria y exigir políticas educativas que se basen en hechos, no en intuiciones. Una educación basada en ciencia es progreso para todos.
El autor es consultor de empresas con MBA en Finanzas Corporativas e integrante de Ciencia en Panamá.

