Con el pasar de los años y los cambios ideológicos, en distintos países se ha revisado el enfoque sobre las literaturas oficiales. Por ello, se han incorporado al pensum escolar las literaturas en las variedades que efectivamente se hablan en los territorios nacionales, en lenguas que no son las oficiales —sean aborígenes o de inmigración—. Se toman en cuenta, entonces, las manifestaciones de lenguas minoritarias o de variedades no hegemónicas. (Por caso, el yiddish, con un autor como Isaac Bashevis Singer, polaco, galardonado con el Premio Nobel por su narrativa en aquel idioma, oficial solo en Rusia, aunque hablado en diferentes áreas del mundo).
De allí que los cursos de literatura latinoamericana en los países de habla española, por ejemplo, se enriquecieran con textos como el Popol Vuh, creación del pueblo maya quiché; o con la conocida antología Visión de los vencidos, que recoge textos nahuas de México. Y se incluyen otros más de “la América nuestra, que tenía poetas / desde los viejos tiempos de Netzahualcóyotl”, como cantó Rubén Darío en “A Roosevelt”.
Entre nosotros, este sesgo llevaría a considerar la literatura oral de los pueblos originarios, en casos fijados por escrito, lo que de alguna manera los modifica. El opúsculo Literatura oral de los indios cunas, de José Manuel Reverte, médico español avecindado temporalmente en Panamá, es una contribución; lo mismo que Narraciones populares del país dule, de Arysteides Turpana, obra que amplió enormemente nuestro conocimiento de su etnia; o los Cuentos dorasques de doña Beatriz Miranda de Cabal, incluidos en su libro Un pueblo visto a través de su lenguaje, donde los rescató aunque fuera en traducción. Seguramente habrá otros textos originarios no mencionados aquí. Convendría reunirlos y presentarlos al público en general.
La rapsodia antillana. Selección bilingüe de poesía afroantillana de Panamá es un aporte reciente sobre la minoría afroantillana. De esta comunidad se conocen publicaciones anteriores que podrían ampliar el acervo cultural istmeño.
Un libro como Scraps and Patches. Essays and Poems (1921), de A. B. Kinnimouth, es ejemplo de obra que no figura en catálogo alguno y que aquí se destaca. Si bien repite el gusto de la literatura inglesa del siglo XIX, el volumen fue publicado en el siglo XX.
Para la literatura ensayística, las publicaciones de George W. Westerman, de marco sociológico, se enfocan desde este ángulo. Mucho de su obra figura recogido en un volumen manejable.
Se ampliaría la modalidad literaria afroantillana con el nombre de Eric Walrond (1898–1966), quien, aunque nacido en la Guayana Británica, llegó a Panamá en 1911, trabajó en la Zona del Canal y en el Panama Star and Herald antes de reemprender la emigración. Walrond siempre mantuvo que su estadía en Panamá le había otorgado tanto que siempre correspondía destacarlo.
Hasta el momento, no consta la existencia de escritos o manifestaciones orales de otros grupos minoritarios por su etnicidad o tradición. Pero existirán, y una pesquisa juiciosa nos los ofrecerá.
Lo anterior revela algo que en el istmo se ha ido desarrollando. Carlos Manuel Gasteazoro, hispanoamericanista, catedrático universitario y creador del curso Panamá en el mundo americano, señalaba que, en la metáfora del istmo como país puente, se destacaba lo del puente. Sobre un puente nadie reside. Así, todo pasa; nada queda. La metáfora perdería vigencia si se incorporaran al pensum escolar nacional los textos olvidados de los grupos no hegemónicos.
El autor es investigador lingüístico y literario e instructor de lenguas extranjeras.
