Desde que Panamá estableció relaciones diplomáticas con la República Popular China en junio de 2017, ambos países han dado pasos firmes hacia una cooperación estratégica que trasciende lo comercial. En un mundo crecientemente interconectado y multipolar, la relación entre estas naciones representa una oportunidad única para construir puentes de desarrollo sostenible, entendimiento cultural y crecimiento económico mutuo.
China es hoy la segunda economía más grande del planeta y uno de los principales actores del comercio internacional. Su influencia se extiende no solo por Asia, sino por todos los continentes, consolidándose como un socio clave en múltiples regiones. Panamá, por su parte, cuenta con una posición geográfica privilegiada al albergar el Canal de Panamá, uno de los principales corredores de comercio marítimo global. Esta ubicación estratégica convierte al país en un punto natural de conexión entre Asia, América Latina y el resto del mundo.
Uno de los aspectos más visibles y significativos de esta relación ha sido el incremento del intercambio comercial. China se ha consolidado como uno de los principales socios de Panamá, y numerosas empresas chinas han mostrado un interés creciente en invertir en sectores como infraestructura, logística, tecnología, energía y comunicaciones. Estas inversiones no solo fortalecen la economía panameña, sino que también generan empleos, promueven la transferencia de conocimientos y posicionan a Panamá como un hub clave en la proyección de China hacia América Latina.
Pero la relación no se limita a los números. La cooperación ha avanzado también en educación, cultura, salud y turismo. Un número creciente de estudiantes panameños ha recibido becas para formarse en prestigiosas universidades chinas, lo que no solo amplía sus capacidades profesionales, sino que también fomenta un intercambio intercultural valioso. A su vez, se han creado centros culturales chinos en Panamá que promueven el idioma, las tradiciones y el arte, generando espacios de encuentro y comprensión entre ambos pueblos.
Es importante subrayar que esta relación debe guiarse por principios fundamentales como el respeto mutuo, la soberanía, la equidad y el beneficio compartido. Panamá, como país soberano, tiene plena capacidad para establecer vínculos diplomáticos con todas las naciones que compartan estos valores.
No se trata, por tanto, de una relación desequilibrada ni de una dependencia unilateral. Panamá tiene mucho que ofrecer: estabilidad política, una economía abierta, una plataforma logística y financiera de primer nivel y, sobre todo, una población capacitada y emprendedora. China, al considerar a Panamá un aliado estratégico en la región, ha respondido con un interés genuino por fomentar una cooperación de largo plazo.
En un contexto internacional marcado por crecientes tensiones geopolíticas, Panamá puede y debe mantener una postura equilibrada, evitando alineamientos automáticos o polarizaciones innecesarias. Ser un puente entre Oriente y Occidente, entre economías emergentes y desarrolladas, implica fomentar el diálogo, la inclusión y la colaboración. Esta vocación por el multilateralismo es uno de los activos más valiosos de la política exterior panameña.
De cara al futuro, existen numerosas oportunidades por explorar: el fortalecimiento del intercambio académico y científico, la colaboración en proyectos sostenibles, la innovación tecnológica conjunta y el impulso de un turismo responsable y de calidad. Todo ello debe construirse sobre la base de un diálogo permanente, transparencia institucional y compromiso con las normas del derecho internacional.
La relación entre Panamá y China no debe entenderse como una apuesta coyuntural, sino como una visión estratégica de largo plazo. Requiere madurez política, planificación constante y sensibilidad diplomática. Ambos países tienen mucho que ganar si continúan apostando por una cooperación basada en la confianza, el respeto y el beneficio recíproco.
En un siglo XXI que demanda más cooperación y menos confrontación, fortalecer los lazos con China no solo es importante: es una decisión acertada e inteligente.
El autor es educador y promotor social

