En los últimos meses, ha circulado un comentario alegando que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), atacan de manera deliberada a periodistas en Gaza. Dichas afirmaciones no solo son infundadas, sino que además son ignominiosas y peligrosas. Las mismas ignoran una realidad dolorosa: las organizaciones terroristas en Gaza, en primer lugar, Hamás, explota cínicamente la cobertura periodística como parte de su guerra.
Las FDI adoptan todas las medidas operativas posibles a fin de atenuar el daño a civiles, incluidos los periodistas. Nunca han atacado-ni atacarán-de manera deliberada a periodistas como tales. Pero, las zonas de combate activas, en particular, en áreas urbanas densamente pobladas, inevitablemente implican riesgos para todo aquel que permanece en sus cercanías.
No obstante, lo que resulta menos conocido es, cómo los referentes terroristas se han disfrazado constantemente como miembros de la prensa para escudar sus actividades. Recientes revelaciones reflejan un patrón inquietante:
El 25 de marzo, Israel eliminó a Hossam Basel Abdul Karim Shabat, un francotirador del batallón Beit Hanoun de Hamás, que se hacía pasar por periodista de Al Jazeera. Documentos internos de Hamás demostraron su afiliación militar directa desde 2019.
Además, Israel atacó a Hassan Abdel Fattah Mohammed Aslih, un terrorista de Hamás que se infiltró en Israel y participó activamente en la masacre del 7 de octubre. Disfrazado de periodista, Aslih filmó los saqueos, los incendios y asesinatos con fines propagandísticos de Hamás. Con mucho orgullo, subió sus imágenes a las redes sociales. Posteriormente, fueeliminado en un ataque preciso al Hospital Nasser, donde Hamás se había integrado entre los civiles.
En junio, las FDI descubrieron a dos terroristas de la Yihad Islámica Palestina bajo la apariencia de periodistas, desde el patio del Hospital Al-Ahli Arab, en la ciudad de Gaza.
Y recientemente, el 10 de agosto, las FDI atacaron a Anas Al-Sharif, un alto comandante de Hamás, que se hacía pasar por un periodista de Al Jazeera. Documentación descubierta en Gaza, incluía listas de personal, registros de entrenamiento terrorista y recibos de sueldo que probaban su servicio activo en la rama militar de Hamás, a pesar de su fachada periodística.
Estos no son hechos aislados. Los mismos reflejan una estrategia deliberada de Hamás a fin de convertir en un arma la profesión del periodismo, para desdibujar la línea entre los reporteros legítimos y los combatientes, y para escudar a sus efectivos tras las protecciones concedidas a la prensa.
Este abuso coloca a los periodistas verdaderos en un serio peligro. Cuando terroristas enmascarados como trabajadores de prensa, erosionan la credibilidad y la seguridad de aquellos que se comprometen a informar la verdad. Israel lamenta toda baja civil, incluidas las de los periodistas, pero no puede permitir que las organizaciones terroristas disparen cohetes contra ciudades israelíes o masacren a civiles al amparo de credenciales de prensa.
Antes de atacar, las FDI adoptan amplias medidas a fin de minimizar los daños: municiones precisas, reconocimiento aéreo y evaluaciones de inteligencia por niveles. Ningún otro ejército que afronta amenazas de esta magnitud, opera con dicha moderación.
La verdadera amenaza para el periodismo en Gaza, no es Israel. Son Hamás y la Yihad Islámica Palestina, quienes manipulan, explotan y ponen en peligro a la prensa para sus propios fines violentos. La comunidad internacional, y particularmente, los medios de comunicación responsables, deben reconocer esta realidad y condenar el abuso del periodismo como un escudo para el terrorismo.
Israel continuará contrarrestando las amenazas contra sus ciudadanos, mientras persiste en atenuar los daños a civiles-y nunca atacará de manera deliberada a periodistas por realizar su tarea esencial.
El autor es embajador de Israel en Panamá.

