La prueba PISA es el programa para la evaluación internacional de estudiantes de la OCDE, diseñado para medir la capacidad y los conocimientos adquiridos por jóvenes de quince años en matemáticas, lectura y ciencias, competencias que los preparan para enfrentar desafíos de la vida real. PISA define estas competencias en tres dimensiones: a) conocimiento, b) procesos y c) contextos.
De esta manera, la prueba evalúa la “capacidad de un estudiante para aplicar ciertos conocimientos en situaciones específicas”, abordando distintos contextos y diferenciándose de un enfoque educativo que ve la competencia como una macrohabilidad que integra conocimientos, habilidades y actitudes.
El enfoque epistemológico de las pruebas PISA (Programme for International Student Assessment) emplea una homologación semántica entre los conceptos de “situación” y “contexto” y evalúa las competencias de jóvenes de 15 años para determinar si pueden participar activamente en la sociedad actual. Estas pruebas se aplican cada tres años en más de 80 países.
Algunas características de las pruebas PISA son:
Evalúan el conocimiento aplicado y las competencias en lectura, matemáticas y ciencias.
Determinan si los estudiantes pueden extrapolar lo que han aprendido y aplicar esos conocimientos en entornos nuevos.
Recopilan información sobre el entorno familiar del estudiante, sus actitudes hacia el aprendizaje y sus entornos educativos.
La prueba ERCE
Según Claudia Uribe, directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO), el Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) mide los logros de aprendizaje en matemáticas, lenguaje y ciencias de estudiantes de 3° y 6° grado de primaria. Este estudio representa la iniciativa de evaluación educativa más amplia de América Latina.
Panamá ha participado en tres de los cuatro estudios del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad Educativa (LLECE/ERCE), permitiéndole obtener información sobre el estado de los aprendizajes de sus estudiantes de tercer y sexto grado en lectura, matemáticas, ciencias y escritura. En la última evaluación, Panamá participó junto a otros quince países de América Latina: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.
Las evaluaciones PISA y ERCE buscan, en esencia, determinar en qué medida se cumplen las metas de calidad establecidas en los estándares educativos, en función de los aprendizajes esperados. Estas evaluaciones ofrecen retroalimentación a instituciones educativas, entidades territoriales y al Ministerio de Educación, convirtiéndose en instrumentos de mejora mediante la obtención de información válida y confiable sobre las consecuencias de acciones específicas.
Los resultados de PISA y ERCE son también referentes clave para analizar el funcionamiento y los procesos internos de las instituciones, lo cual permite definir y asignar grados de responsabilidad a diversos actores y sectores.
En conclusión, como dijo alguien alguna vez: “Lo que no es susceptible de ser medido, no existe”. Aunque esta frase puede parecer fría, aún más insensible es una educación que no se cuestiona ni renueva con el tiempo. La evaluación es, en este sentido, evolución y cambio. Como afirmó el físico y matemático británico William Thomson Kelvin: “Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”. Y, al parecer, solemos ser buenos recopilando estadísticas y datos, pero no tan eficientes al interpretar, analizar o utilizar esa información para la toma de decisiones.
El autor es docente y exdirector general de Educación del Meduca.