¿Quién apaga el fuego que produce cada nuevo escándalo?



Bueno, señores, la bola pica y se extiende. Al parecer, el matrimonio entre algunos partidos políticos nos dará como resultado la falta de castigo o, por lo menos, la certeza de que cada nuevo escándalo que se destape tenga un final “feliz” para la población. O bueno, por lo menos eso es lo que se percibe en la población, en las redes sociales y en las calles. Hay una decepción generalizada: con el cambio de gobierno se esperaban más castigos o celeridad en los casos. El pueblo está ansioso de justicia ante todos esos casos de corrupción rampante que se esparcen como fuego.

La verdad absoluta es que estamos hartos, o más bien cansados, de estas historias que solo quedan en eso. Porque lo cierto es que conocemos los problemas, sabemos de las pérdidas de bienes o dinero, pero no vemos que caigan los culpables. ¿Qué se necesita para que el encargado de impartir justicia lo haga? ¿Acaso no es suficiente el clamor de este pueblo, que ha demostrado estar cansado de las injusticias, del despilfarro, del “juega vivo”?

Hacemos un llamado a estar vigilantes, a no dejarnos cansar, a no desmayar en ese trabajo de supervisar y exigir, sí, exigir a nuestros gobernantes que este tiempo sea distinto. Lo único seguro es que solo aquellos que se beneficiaron del gobierno anterior querían repetir o seguir; un alto porcentaje de la población quería un cambio y el “cambio llegó”. Ahora solo insistimos en hacer las cosas distintas y de forma correcta, llevar este país por un camino nuevo y hacer que aquellas malas prácticas desaparezcan.

Las necesidades y los necesitados son muchos; cada sector clama para que se le voltee la mirada y se le dé soluciones, ya que son muchos los que se sienten olvidados de administraciones pasadas. Pero esto apenas inicia y debemos trabajar en conjunto. La situación es un poco difícil, ya que hay que encontrar una balanza adecuada; hay que tener paciencia para ver los frutos del trabajo, pero nunca dejando de lado que cada uno debe aportar algo para llegar a un todo.

Eso sí, sin dejar de mencionar que quienes siempre han puesto más son los menos beneficiados del progreso o la riqueza, como aquellos que hoy día están en pie de guerra, pendientes del caso del Seguro Social. Y es que es inevitable dejar este tema fuera: este será, sin duda, un gran reto para esta administración. Aunque debo admitir que siento terror al escuchar a varias personas hablar sobre la posibilidad de perder algo por lo que ya han trabajado, y es que, aunque se dice que sin una buena organización en la vida este beneficio puede no ayudar mucho llegado el momento, perderlo por completo es lo peor.

Es evidente que los daños o lesiones ocasionadas a los fondos del estado nos han llevado a la crisis que hoy día enfrentamos en diferentes áreas. Pero, de aquí en adelante, no podemos seguir en el pasado o pensando en quién, cómo, cuándo y dónde fue. Aquí lo que cabe ahora, ante cada nuevo escándalo, es proceder hasta donde la ley lo permita, que paguen los que tengan que pagar y crear las medidas que impidan que esto se repita.

Que estos 5 años nos sirvan bien para evaluar la administración pública, conocer a quién se le dio poder y no supo administrar correctamente para no caer más en ese error. Debemos empezar a ser todos y cada uno de nosotros responsables de las personas que ponemos en esos cargos. Los invito a reflexionar sobre este último punto, a tomar conciencia política, porque al final el país es de todos, pero no todos somos los que nos vemos afectados cuando no tenemos una dirección correcta y acertada. ¡Te amo, Panamá!

La autora es ciudadana


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