Teresita de Arias, directora de la Secretaría Nacional del Plan Alimentario y Nutricional de Panamá (Senapan), relató que al visitar los distritos de Santa Fe (Veraguas) y Mironó (Comarca Ngöbe-buglé) encontró hogares donde hay niños de 13 meses que pesan solo seis libras por la desnutrición severa que sufren.
A este problema sumó otros agravantes: pobreza extrema, desempleo y analfabetismo que danzan en un círculo vicioso que azota a casi toda Centroamérica y el Caribe.
Pobreza campante
La Encuesta de Niveles de Vida (2003) reveló que tres de cada 10 niños menores de cinco años son pobres en extremo. Esto significa que el 29.2% de los niños menores de cinco años del país sufre pobreza extrema y 24.9% son pobres.
Pero la desnutrición es más fácil de captar, sobre todo en los niños: flaqueza y baja estatura. Así, el 20.6% de la población menor de cinco años padece desnutrición crónica al reflejar baja talla para su edad.
Si se hila más delgado, entre los pobres en extremo, la desnutrición crónica llegó a 57.9% en las comarcas indígenas; 25.8% en los campos y 29.3% en las ciudades.
Los pobres en extremo consumen menos de 2 mil 305 calorías diarias y los alimentos que compran no pasan de los 329 dólares al año. A su vez, los pobres en general no pasan de los 534 dólares anuales.
Acciones en Panamá
Aunque Senapan "trabaja con las uñas", Arias tiene un incentivo: el gobierno de Martín Torrijos ha convertido la seguridad alimentaria en tema de Estado y advierte que dependerá de él imprimirle la velocidad necesaria para obtener logros.
Antes de crear Senapan, se invertían 20 millones de dólares en programas alimentarios y nutricionales, pero no se llegaba al fondo por la filtración que afectaba los recursos.
Cuando Arias visitó las fincas cafetaleras de Chiriquí, la sorpresa fue aterradora. No solo halló desnutrición y enfermedad; también encontró trabajo infantil, un patrón cultural de los ngöbes.
Senapan aspira a enriquecer alimentos de consumo masivo (con micronutrientes esenciales); fortalecer la nutrición de niños menores de cinco años; proseguir el plan piloto del bono alimentario a 4 mil familias de extrema pobreza; complementar la alimentación con la educación de los niños y que el médico examine a las madres.
Retos para el Incap
Este problema regional fue examinado en un taller realizado por la Organización Panamericana de la Salud, el Instituto Centroamericano de Nutrición (Incap) y el Ministerio de Salud. El Incap lanzó una propuesta de seguridad alimentaria a todos los gobiernos con el fin de combatir en los próximos 15 años la extrema pobreza en Centroamérica y el Caribe.
Pero ello requerirá invertir mil 600 millones de dólares.
