Fiesta a ritmo de tambor, saloma y canto



El desfile de carretas en San Miguelito no había empezado, pero el centro político de Pancho Alemán era ya un hervidero de gente.

Desde temprano, los políticos invitados habían dado discursos y levantado emociones. En el transcurso se repartieron bollos y carne asada, sodas y jugos. "Nada de ron", dijo un simpatizante.

Todo estaba programado para las diez, pero el reloj marcaba las 10:45 a.m. y las carretas no llegaban. El calor subía. Los niños pedían trompetas, tambores y algodones de azúcar. Algunas familias apuraban el fuego de la barbacoa porque los chorizos debían estar a punto para la venta.

Ayer era día de fiesta en San Miguelito. Los santeños de todo el país celebraban el Primer Grito de Independencia, el que desligó a Panamá de España, y en el distrito especial, el tradicional desfile folclórico convocó a multitudes.

Setenta y cinco voluntarios del Cuerpo de Bomberos de San Miguelito y más de 200 policías estaban allí, a lo largo de la calle de circunvalación de Paraíso, la ruta de siempre.

Cuenta José Luis, santeño de sangre y corazón, que la actividad lleva ya más de 20 años. Que el fin último es preservar el folclor, ese que saca salomas del pecho.

Por eso es que, cada año, los grandes protagonistas son los bueyes con sus carretas. Los de la Asociación de Santeños de San Miguelito saben dónde encontrarlos. Allá, en La Colorada de La Villa de Los Santos. "Donde todavía es muy común encontrar carretas jaladas por estos animales", explica José Luis.

Así pues, 28 bueyes llegaron el jueves, en la madrugada, desde el centro del país, especialmente para el desfile de carretas. Con ellos, sus dueños.

Víctor, con acento de patria y entusiasmo de pueblo, tiene una cuerda naranja en la mano izquierda con la que sujeta a sus animales, y en la derecha una garrocha, por si dan problemas. "A mí me pagan ochenta poj tó", cuenta.

A Mario le dan cien. "Todos los años me buscan. Tengo 16 años de estar viniendo por acá", agrega.

En la provincia de Panamá hay otros desfiles para conmemorar la fecha.

En el corregimiento de Juan Díaz, en el lado este de la ciudad, residentes de las barriadas del sector celebraron el día con un desfile que incluyó 18 carretas, 15 bandas musicales escolares y tres independientes.

También hubo fiesta en La Chorrera y en Chepo. Cada una con su particularidad. Lo que hace especial el desfile de San Miguelito es la explosión de folclor. Si bien en Los Santos lo tradicional son las polleras, en el desfile hubo niñas vestidas con molas y niños con el atuendo saila. Se escucharon tambores negros, al son de Mariana Soba, y un torito guapo alegró a los antoneros.

Un miembro de la Asociación cuenta que el desfile toma un año organizarlo. "Es como los carnavales", dice con gesto ajetreado, vestido en su camisilla tonosieña.

Lo complicado es conseguir los patrocinadores. Cada uno paga 500 dólares por "el paquete": el par de bueyes y la carreta.

La actividad de ayer arrancó a las 11:00 a.m. y casi todas las delegaciones habían desfilado para el mediodía.

En medio del jolgorio, en la Policlínica Manuel María Valdés todo transcurría como siempre. Con menos pacientes, eso sí, pero con las enfermedades de siempre: faringitis, hipertensión, diabetes, gastritis...

Katia Crespo, la coordinadora del Servicio de Urgencias, dice que los 10 de noviembre se trabaja igual, aunque por las tardes es común la procesión de pacientes que culminan la fiesta intoxicados de alegría.

El entusiasta termina, entonces, anclado a una bolsa de venoclisis.

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