Luis H. Moreno recuerda bien la época en que conoció al fotógrafo y camarógrafo Rogelio Martínez.
Corrían los años 50 y Moreno, recién graduado de agrónomo, fue nombrado en el departamento de Divulgación del Instituto de Agricultura.
Por esas vueltas que solo explica el destino, en el mismo edificio trabajaba Martínez como fotógrafo de una dependencia estadounidense. "Ahí establecimos una buena relación y comenzamos a viajar a lugares donde no entraban autos fácilmente".
En esas giras fraguadas por ellos dos no solo se trabajaba intensamente, sino que ambos disfrutaban de las largas horas de camino por la campiña. "Era un hombre trabajador, de lo más simpático, siempre con una sonrisa", recuerda Moreno.
Pronto el destino volvería a señalar el camino. Moreno fue nombrado gerente del Chase Manhattan Bank y Martínez llevó su talento a un canal de televisión.
Tan buen amigo era Rogelio, cuenta Moreno, que cada vez que podía capturaba una imagen de Moreno en sus funciones como banquero. "Se puso muy feliz por mi nombramiento", cuenta jocosamente Moreno.
Cobertura en Costa Rica
Luz María Noli era reportera en TV-2 cuando el director de noticias era Mario Velásquez, y Martínez era ya uno de los camarógrafos de más experiencia en el medio.
"Tenía un gran sentido del humor y era un hombre de familia", refiere Noli. Más allá de sus cualidades como ser humano, era un compañero de trabajo confiable porque quienes trabajaban con él sabían que capturaría con su lente las mejores imágenes. "No había que estar encima", explica Noli.
Un buen día de 1981 asignaron a Noli y a Martínez para cubrir unas elecciones en Costa Rica, trabajo que sería realizado con la colaboración de Teletica.
Concentrada en tomar datos, Noli no puso demasiada atención cuando Martínez subió al techo del edificio de Teletica (de unos tres pisos), para hacer desde allí unas tomas.
Con el ojo puesto en el lente y afanado en su tarea, Martínez, no reparó en que una parte del techo estaba apenas colocado –porque estaban haciendo unos trabajos de construcción–, pisó mal y cayó.
"Se vino abajo con la cámara y no hubo nada que hacer", cuenta Noli.
Sin haber terminado la tarea, tuvieron que recoger los bártulos para hacer el viaje de regreso hacia Panamá.
Un día para recordar
El fallecimiento de Martínez, todavía en sus cuarenta, se produjo el 6 de febrero de 1981.
Moreno, siendo gerente del Chase y como homenaje a su amigo, estableció el premio Rogelio Martínez para distinguir al mejor fotógrafo y camarógrafo del medio.
En 1990, y siendo gerente del Banco Nacional, Moreno le pidió al entonces alcalde Guillermo Cochez que se aprobara un acuerdo municipal que estableciera el 6 de febrero como día del camarógrafo y fotógrafo.
Es por eso que ahora, cada 6 de febrero, los profesionales de la cámara tienen un día en su nombre.
Una celebración que hay que recuperar
Rogelio Martínez formó parte del grupo de camarógrafos pioneros de la televisión panameña.
Tan conocido era en el medio que sus honras fúnebres, realizadas en la Iglesia de Guadalupe de Calle 50, fueron presididas por el fallecido arzobispo de Panamá Marcos Gregorio McGrath.

