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Cinco voces que hacen patria desde lo cotidiano

Cinco voces que hacen patria desde lo cotidiano
Cada 3 de noviembre, Panamá conmemora su separación de Colombia en 1903, el momento en que el país trazó su propio rumbo como República y comenzó a construir su identidad nacional. LP/Archivo

La sala de redacción de un periódico constantemente está llena de ideas y mucho trabajo. En La Prensa, al espacio donde se debate lo que se publicará, le llamamos “mesa” editorial. En una de las últimas mesas de octubre, surgió la idea de escribir una nota para este lunes 3 de noviembre, sobre gente que, desde lo cotidiano, encarna el espíritu cívico de la fecha. En palabras más grandes, personas que “hacen patria”.

Es uno de esos temas que surgen entre el apuro de los asuntos que generan ruidosos titulares y el vértigo del cierre. Nos habría encantado entrevistar a muchos panameños que, en silencio, engrandecen al país, pero tuvimos que escoger solo a cinco. No por falta de ganas, sino porque el tiempo, y los recursos, siempre son limitados.

Aquí, cinco voces: una artista, una gestora social, un líder comunitario, una ingeniera ambiental y una científica recuerdan que el país también se defiende con conocimiento, memoria y empatía.

Miroslava Herrera: La patria como memoria

Cinco voces que hacen patria desde lo cotidiano
Miroslava Herrera (derecha) junto a Tatiana Ríos, del grupo Afrodisiaco. Foto: Cortesía

Miroslava Herrera camina y baila entre la palabra, la música y la memoria. Desde el Canal de Panamá, donde trabaja, cuenta historias humanas y científicas que revelan la vida detrás de las esclusas. Con Afrodisíaco, su grupo musical, llevó los ritmos de Panamá al escenario de Viña del Mar, donde ganó la Gaviota de Plata en 2016. Nunca para. Ya sea a través de lo que escribe, una canción o alguno de sus otros proyectos, busca responder una misma pregunta: ¿qué significa ser panameño?

Si la patria tuviera rostro, ¿cómo sería?

El rostro de una madre. La que lo da todo y espera pacientemente a que reconozcamos su valor.

¿Qué le reclamaría hoy a los próceres de 1903?

Que sacrificaran a Victoriano Lorenzo.

¿Qué canción, además del himno, representa a Panamá?

Punto ocueño, tocado por Luis Casal, estremece mi corazón panameño. Y Quiero sembrar un maíz, de Carlos Changmarín, porque resume muy bien aquello a lo que aspiramos como nación.

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Miroslava Herrera con su agrupación Afrodisiaco. Foto: cortesía

¿Cuándo fue la última vez que se sintió realmente orgullosa de su país?

Cuando Panamá salió a defender su naturaleza en las calles, en 2023. Se despertó esa conciencia de apego a esta tierra que nos ha dado tanto. Como cuando reconocemos en el rostro de una madre su verdadero valor.

Si tuviera que escribir una nueva estrofa del himno, ¿qué diría?

Haría un ajuste en la primera estrofa. No debemos cubrir con un velo el pasado, el calvario y la cruz, y que adorne el azul de tu cielo de justicia la espléndida luz.

¿Qué significa “amar a Panamá” cuando nadie lo ve?

Ser honesto, siempre. Sobre todo cuando nadie lo ve.

¿Qué bandera lleva en el alma?

La bandera de Justo Arosemena. Una en la que caben todas las personas que viven aquí, porque la palabra extranjero no existe más.

Monique Amado: la patria como propósito social

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Monique Amado, fundadora de Cumple con Causa y Ni Uno Más. Foto: cortesía

Monique Amado cree en el poder del impacto social. Es socióloga con formación en Dimensiones Humanas Organizacionales por la Universidad de Texas. Ha trabajado en el sector público, en un organismo internacional y en el ámbito cultural. Hoy es consultora de impacto para organizaciones sociales y de responsabilidad empresarial, forma parte de la junta directiva de Ni Uno Más y lidera Cumple con Causa, una iniciativa que impulsa la solidaridad ciudadana y el compromiso colectivo con el país.

Has trabajado desde el gobierno, la empresa privada y las organizaciones civiles. ¿Qué aprendiste en esos espacios sobre lo que realmente significa servir a Panamá?

Entendí que servir a Panamá no depende del cargo que ocupes, sino de la intención con la que actúas. Los problemas sociales que afectan a algunos terminan afectándonos a todos, y ninguna solución será efectiva si no se construye y valida de manera integral.

El gobierno debe garantizar estructuras y leyes que funcionen; la empresa privada debe aportar recursos, conocimiento e innovación; y las organizaciones sociales deben mantenerse cerca de las comunidades, conectando la necesidad con el recurso. Solo cuando estos tres sectores se complementan, y no trabajan en paralelo, es posible construir soluciones sostenibles frente a la desigualdad que enfrentamos. Servir a Panamá, al final, es entender que todos tenemos un rol en esa misión, sin importar desde dónde lo ejerzamos.

Muchos asocian el patriotismo con la historia o los símbolos. ¿Cómo se ve el patriotismo desde una generación que construye país con proyectos, voluntariado y redes?

Para mí, el patriotismo va más allá de lo simbólico. Ser panameña es reconocer que vivimos en un país profundamente interconectado, donde los problemas sociales no existen en aislamiento, sino que se tejen entre sistemas, comportamientos y decisiones colectivas. Así como nuestras acciones pueden contribuir a generar desigualdad, también pueden ser parte de la solución.

Practico el patriotismo cada día al asumir mi rol como una voz y fuerza activa en la sociedad. Si quiero un Panamá más justo y sin desigualdad, no puedo esperar que las cosas pasen: tengo que hacer que sucedan. Como joven, puedo aportar soluciones donando mi tiempo, compartiendo mi conocimiento y conectando a personas e iniciativas que luchan por un país mejor. Amar a Panamá no es solo sentir orgullo: es comprometerse a construirla.

Cinco voces que hacen patria desde lo cotidiano
Monique Amado, forma parte de la junta directiva de Ni Uno Más y lidera Cumple con Causa.

Fundaste Cumple con Causa y participas en Ni Uno Más. ¿Cómo se transforma una idea solidaria en un cambio concreto?

Si puedo dar un consejo, es este: empieza hoy. La idea no tiene que ser perfecta ni estar en su versión final para comenzar. Hoy Cumple con Causa todavía tiene procesos por digitalizar y automatizar, y un logo que debemos actualizar. Ni Uno Más enfrenta desafíos diarios, desde la falta de personal especializado hasta listas de espera ocasionales para atención psicológica.

Pero, ¿significa eso que debemos detenernos hasta tenerlo todo resuelto? No. Si no hubiéramos empezado, Cumple con Causa no habría logrado motivar a casi 500 personas a dedicar sus celebraciones de cumpleaños a causas sociales, recaudando cerca de $400,000 para más de 50 ONG dedicadas a educación, primera infancia, salud y seguridad alimentaria.

Y sin Ni Uno Más, más de 600 familias seguirían esperando meses por una cita psicológica para sus niños. Hoy nuestras clínicas ofrecen atención individual accesible que ha permitido ahorrar a las familias atendidas más de medio millón de dólares en servicios de salud mental, en comparación con la atención privada.Transformar una idea solidaria en un cambio concreto es atreverse a comenzar, mejorar cada día y nunca perder de vista que ayudar un poco hoy siempre vale más que esperar a ayudar perfecto mañana.

¿Qué te enseñó el emprendimiento sobre la responsabilidad de generar bienestar, no solo éxito personal?

Creo que muchas personas asocian el éxito con cuánto dinero generan. Y aunque entiendo que el dinero es un recurso necesario para vivir, y que mis metas personales y profesionales son prioridades, para mí el éxito no puede medirse solo en cifras. Cumplir conmigo misma es importante, pero cumplir con la sociedad también.

Al final, fue esta sociedad la que me dio las herramientas y el conocimiento para poder servir a otros. No quiero llegar a la cima dejando a otros atrás, ni ser recordada solo por lo que logré, sino por cuántas personas están mejor gracias a que yo existí y aporté a mejorar sus entornos. Generar bienestar significa eso: que tu crecimiento no destruya, sino que construya.

Si te pidieran definir en una frase cómo se hace patria en tiempos de redes sociales, métricas y multitareas, ¿qué responderías?

No se puede transformar un país desde el aire acondicionado: hay que salir a escuchar, mirar y actuar.

Efraín Guerrero: La patria como territorio vivo

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Efraín Guerrero (derecha), fundador del Movimiento Cultural. Foto: cortesía

Efraín Guerrero nació en Huerta Sandoval, en el corregimiento de Santana. Es publicista y fundador del Movimiento Cultural, desde donde impulsa proyectos que unen arte, turismo y comunidad. Dirige el Museo Inmersivo del Arrabal, una iniciativa que convierte las calles del Casco Antiguo en un museo al aire libre. Junto a su equipo de guías locales promueve experiencias culturales y ambientales que fortalecen la economía del barrio y reivindican la identidad local como motor de transformación social.

¿Cómo nace la necesidad de proteger lo que muchos dan por perdido?

Fundé el movimiento el 28 de noviembre de 2021 porque me di cuenta de que había un limbo histórico entre la comunidad y todo lo que nos rodea. Yo era un miembro más del barrio que no sabía el gran contenido histórico que habitaba a mi alrededor. Entonces comprendí que se estaba perdiendo la memoria de este territorio, tanto de Santana como del Chorrillo, y sentí la necesidad de rescatarla.

Historias y lugares importantes habían perdido visibilidad y fueron marginados por el estigma de la pobreza y la delincuencia. Mi idea es cambiar ese concepto y que estos barrios sean reconocidos por lo que realmente son: espacios llenos de cultura y de historia, capaces de atraer un turismo sostenible.

En una ciudad que cambia tan rápido como Ciudad de Panamá, ¿qué significa para ti hacer patria desde barrios como Santana o el Chorrillo?

Hacer patria desde estos barrios significa salir todos los días a divulgar nuestra cultura y nuestra identidad. No solo existe patria en el mes de noviembre; para los santaneros y chorrilleros, todos los días son días de patria.

¿Qué historias o tradiciones de tu comunidad recuerdan que Panamá no solo se construye en los palacios o en las oficinas públicas, sino también en las plazas y las aceras?

No es solo historia, es cultura. Hay territorios muy importantes, como el del 20 de diciembre —la invasión—, el Chorro del Rey, la primera fuente de agua de la ciudad que fue el Cerro Ancón o el cementerio Amador. Hay tanto potencial histórico en cada esquina, en cada acera, que todas las calles tienen su propio relato y su identidad.

A veces se piensa que la cultura es un lujo, pero tú la tratas como un acto de resistencia y de memoria. ¿Por qué conservar la memoria puede ser tan patriótico como levantar una bandera o marchar el 3 y 4 de noviembre?

Rescatar la memoria histórica para las futuras generaciones es un acto profundamente patriótico, porque —como dice el dicho— “el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”. Es importante que no solo quienes viven aquí, sino todos los panameños, conozcan la gran historia que habita en esta zona.

Cinco voces que hacen patria desde lo cotidiano
Efraín Guerrero (al fondo), fundador del Movimiento Cultural. Foto: cortesía

Si tuvieras que definir a los nuevos patriotas, ¿quiénes serían?

Sí. Nuevos patriotas, porque chuzo, se ha perdido el verdadero sentido del patriotismo. ¿Quiénes pueden ser esos nuevos patriotas? Yo creo que somos muchos: la gente de las clases populares que sale cada día no solo a trabajar, sino también a defender su orgullo panameño.

El panameño es un ser alegre, trabajador, amable y feliz. El nuevo patriota es el joven de los barrios populares que lucha contra la corrupción y que no se rinde.

¿Alguna reflexión sobre Panamá, identidad, memoria y patria?

Algo que destaco de estos cuatro años trabajando en el movimiento es cómo he visto que el sentimiento de patriotismo se ha ido perdiendo. Solo recordamos a la patria, a nuestros símbolos y a nuestra independencia en noviembre, pero no en el resto del año. No vemos banderas. Creo que debemos reflexionar sobre lo que realmente significa el patriotismo y mantener vivos esos símbolos y esa memoria histórica los 365 días del año.

Beatriz Reyes: La patria como conciencia ciudadana

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Beatriz Reyes, ingeniera ambiental y cofundadora de Jóvenes y Cambio Climático. Foto: cortesía

Beatriz Reyes es ingeniera ambiental y cofundadora de Jóvenes y Cambio Climático, organización que impulsa acciones locales frente al calentamiento global. Investiga en el Centro de Investigación e Innovación Eléctrica, Mecánica y de la Industria (CINEMI) de la Universidad Tecnológica de Panamá, donde estudia la resiliencia climática en comunidades vulnerables. Cree que la ciencia también puede ser un acto de amor por el país cuando protege su patrimonio natural y social.

Trabajas para mitigar los efectos del cambio climático. ¿Cómo se traduce ese trabajo técnico en un acto de amor por Panamá?

Panamá es un país rico en biodiversidad, con comunidades que dependen directamente de sus recursos naturales para vivir. Conservar los bosques o investigar sobre resiliencia climática es una forma de cuidar lo que somos, de preservar nuestro patrimonio natural y de proteger el territorio que compartimos.

Muchos panameños asocian el patriotismo con fechas o símbolos. ¿Cómo se manifiesta ese patriotismo desde la ciencia y la investigación?

Estudiar la maestría científica en Cambio Climático y Sostenibilidad Ambiental en la Facultad de Ingeniería Civil (FIC) de la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) me permite trabajar con comunidades de Changuinola, donde servir al país significa investigar los medios de vida que mejoren su bienestar y las preparen para enfrentar los desafíos climáticos. Ese conocimiento puede replicarse en otras zonas, fortaleciendo la resiliencia local y nacional.

¿Cuándo sentiste que tu vocación ambiental era también una forma de servir al país?

Desde la niñez, cuando en mi comunidad participábamos en acciones para conservar el agua y el bosque. Luego, como ingeniera ambiental, al cofundar la Fundación Cerro Cara Iguana en Cabuya de Antón, donde seguimos protegiendo el agua potable que usamos cada día, nuestro capital natural más valioso.

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Beatriz Reyes, ingeniera ambiental y cofundadora de Jóvenes y Cambio Climático. Foto: cortesía

Desde Jóvenes y Cambio Climático han impulsado proyectos con pocos recursos, pero mucha convicción. ¿Qué enseña esa experiencia sobre el poder de la acción colectiva?

El poder de la acción colectiva está en las ideas, el liderazgo y el propósito común. Se ha demostrado que las juventudes son quienes han liderado la exigencia de mayor acción climática, mostrando que podemos mover al país y transformar el mundo cuando trabajamos juntos. Cada gesto cuenta: ahorrar agua, sembrar un árbol o educar desde el ejemplo también son actos de defensa del país.

Lideras una generación de científicos jóvenes. ¿Qué significa hacer patria en un país donde la ciencia aún lucha por tener espacio y apoyo?

Hacer patria es ir de lo local a lo nacional. Es demostrar que la ciencia puede mejorar la calidad de vida cuando se conecta con las comunidades. También implica construir los mecanismos que la sostengan. La FIC-UTP y el CINEMI me han brindado capital semilla para investigar los medios de vida y el riesgo climático en comunidades de Bocas del Toro.

Si tuvieras que escribir una carta al futuro de Panamá, ¿qué advertencia o esperanza dejarías sobre el clima y la responsabilidad de cuidarlo?

Los tomadores de decisiones deben comprometerse con reducir las emisiones y con una economía basada en la naturaleza. Y mi esperanza es que cada ciudadano ejerza su derecho a participar y su deber de accionar desde sus comunidades, escuelas y lugares de trabajo para transformar el país que recibimos.

Gina Della Togna: La patria como legado científico

Cinco voces que hacen patria desde lo cotidiano
Gina Della Togna, doctora en biología celular y molecular. Foto: cortesía

Gina Della Togna es doctora en biología celular y molecular. Investiga desde el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y la Universidad Interamericana de Panamá, donde impulsa estudios sobre conservación y reproducción asistida de especies en peligro de extinción, como la rana dorada. Para ella, la ciencia es una forma de servicio al país: un acto de soberanía y compromiso con la vida. Su trabajo busca preservar la biodiversidad panameña.

Trabajas con especies en peligro de extinción, como la rana dorada, símbolo nacional. ¿Qué significa proteger a un país a través de su biodiversidad?

La biodiversidad y los recursos naturales representan la identidad biogeográfica de Panamá; son el reflejo de lo que somos como nación y el fundamento de nuestra estabilidad ambiental, social y económica. Proteger la biodiversidad es proteger el corazón del país: garantizar la persistencia de sus ecosistemas, la salud de su gente y la sostenibilidad de sus recursos a largo plazo.

Nuestra supervivencia depende de mantener sistemas naturales equilibrados. Cada especie cumple un papel ecológico y forma parte de una red interdependiente que sostiene la vida.

En Panamá, muchas son endémicas y su existencia está estrechamente ligada al funcionamiento de los ecosistemas que las albergan.Conservar y restaurar la naturaleza no es solo una responsabilidad ambiental: es un acto de soberanía y de compromiso con el país.

En un entorno donde la ciencia suele ser invisible, ¿cómo se hace patria desde un laboratorio? ¿Cómo se sostiene la pasión cuando el reconocimiento llega tarde o no llega?

Empiezo por el final: la pasión no depende del reconocimiento; nace del propósito. En mi caso, ese propósito es evitar la extinción de los vertebrados más amenazados del planeta: los anfibios. Más del 40% de las especies de anfibios están en peligro, y cada avance en su conservación alimenta mi compromiso.

Hacer patria desde un laboratorio significa trabajar con rigor y convicción para generar conocimiento que fortalezca la conservación de nuestra biodiversidad. Es producir ciencia que se traduzca en acción: en estrategias, políticas y decisiones basadas en evidencia. También es formar nuevas generaciones de científicos, compartir conocimiento y despertar en ellas la responsabilidad de proteger lo que nos hace únicos como país.

La ciencia, cuando se ejerce con propósito y compromiso, es una forma de servicio a la nación: desde el laboratorio o el campo, colaborando con comunidades locales, empoderándolas para salvaguardar sus recursos y generando datos que orienten políticas públicas.

Cinco voces que hacen patria desde lo cotidiano
Gina Della Togna, doctora en biología celular y molecular. Foto: cortesía

Tu investigación busca salvar vidas diminutas, pero esenciales para el equilibrio ambiental. ¿Qué te ha enseñado eso sobre la interdependencia entre la naturaleza y el país que habitamos?

Lo primero que me enseña esta interdependencia es humildad. Tendemos a creer que estamos por encima de la naturaleza, cuando en realidad dependemos completamente de ella para sobrevivir.

Nuestra biodiversidad es la base de la subsistencia de Panamá: si no la protegemos, no estamos protegiendo nuestro país. Somos, biológicamente, una especie más, aunque paradójicamente la única que necesita ser educada para no destruir el entorno del que depende. Nos consideramos la más inteligente, pero somos la que requiere que se le enseñe constantemente a convivir sin destruir.

Comprender esta relación me ha enseñado respeto y la importancia de vivir en coexistencia, no en dominancia. Solo reconociendo nuestro lugar dentro de la red de la vida podremos construir un país verdaderamente sostenible.

Panamá celebra su historia con desfiles y banderas; tú lo haces con microscopios y datos. ¿Cómo traduces el amor por la patria en el lenguaje de la ciencia?

Mientras los desfiles y las banderas celebran nuestra historia sociopolítica, desde los laboratorios y el campo celebramos todos los días nuestra historia natural. Una historia que se extiende por más de tres millones de años y que trasciende fronteras, generaciones y gobiernos. Nuestra identidad biológica existe desde antes de constituirnos como nación y debe perdurar mucho después de nuestro paso por este mundo. Es nuestra responsabilidad que así sea.Hacer ciencia es una forma de patriotismo: a través de la investigación, protegemos nuestra identidad natural, generamos conocimiento que permitirá a las futuras generaciones conservar su entorno y sentamos las bases para un desarrollo sostenible.

Si pudieras dejar un mensaje a los jóvenes científicos del país, ¿qué les dirías sobre el poder de hacer ciencia no solo por curiosidad, sino por responsabilidad con su tierra?

La ciencia nace de la curiosidad, pero implica una gran responsabilidad. Es el motor del progreso y la puerta para comprender nuestro papel dentro de la naturaleza.

Quien hace ciencia tiene el privilegio y el deber de generar conocimiento, impulsar acciones concretas y contribuir al cambio. Siempre les digo a los jóvenes: encuentren su propósito y conviértanlo en su pasión. Cuando eso ocurre, la ciencia deja de sentirse como un trabajo y se transforma en un sentido de vida, que debe ejercerse con compromiso y disciplina.

Más allá de los salarios o los reconocimientos, la pregunta esencial es: ¿cómo queremos ser recordados? La ciencia, cuando se hace con propósito y amor por la tierra, es una de las formas más nobles de trascender.

Cinco voces que hacen patria desde lo cotidiano
Ilustración creada con inteligencia artificial que representa a cinco panameños contemporáneos que, desde distintos ámbitos —la ciencia, la cultura, el ambiente, la acción social y la comunidad—, encarnan el sentido cívico y humano de “hacer patria” en el presente.


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