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Del dolor al vuelo: la graduación de las mariposas

Del dolor al vuelo: la graduación de las mariposas
Centro de Custodia y Cumplimiento Residencia Femenina. LP/Eliana Morales

La entrada al Centro de Custodia y Cumplimiento Residencia Femenina conduce a un pasillo amplio que desemboca en un patio interior. Dos puertas metálicas, pintadas de verde turquesa, permanecen abiertas. Sobre el umbral, una frase en letras azules recuerda el propósito del lugar: “La grandeza nace de pequeños comienzos”.

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La luz se filtra suavemente desde el fondo y todo parece en orden: limpio, sencillo, silencioso. Es el punto de tránsito diario entre la rutina y los intentos de reconstrucción personal que allí habitan.

Este sábado 24 de octubre fue distinto. Las once internas de la residencia se graduaron en valores. La Fundación Dame un Chance las ha guiado en este proceso durante los últimos cuatro meses. Son jóvenes de entre 15 y 25 años, y están allí por distintas circunstancias: drogas, pandillerismo, homicidios, entre otros delitos.

Del dolor al vuelo: la graduación de las mariposas
Centro de Custodia y Cumplimiento Residencia Femenina. LP/Eliana Morales

Ahora la escena se traslada a un salón rosado, donde se realizará el acto. En el centro, una cortina azul con estrellas blancas y un árbol pintado en la pared. Del techo cuelgan globos verdes y amarillos. Ellas están sentadas en un grupo de sillas a lo largo del salón. Lucen radiantes. Sonríen. El momento se siente ligero, casi festivo. En sus gestos hay una mezcla de nervios y esperanza.

Primero bailaron una canción titulada “Sonríele a la vida”. Luego, al frente, compartieron con los asistentes lo que las jornadas de aprendizaje con la fundación les habían dejado. Expusieron el dolor, la ansiedad, la infancia marcada, la importancia de la familia, la tristeza, la rabia, pero también la esperanza y el perdón. Se habló mucho del perdón. Estos fueron algunos de los temas centrales en su trabajo final.

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Centro de Custodia y Cumplimiento Residencia Femenina. LP/Eliana Morales

El semáforo de las emociones

María y Patricia expusieron sobre el semáforo de las emociones. Lo dibujaron en una mampara de cartón.

Rojo: ira, frustración, enojo, miedo.

Amarillo: ansiedad, duda.

Verde: alegría, esperanza, felicidad.

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Centro de Custodia y Cumplimiento Residencia Femenina. LP/Eliana Morales

María siempre se identificó con el rojo. Nunca con el verde. Durante mucho tiempo vivió atrapada en el dolor, en la tristeza, en el miedo. Ese sábado miró al público y las palabras no le salían. Patricia le dio unas palmaditas suaves en el hombro. Desde las filas, sus compañeras le hicieron señas con las manos: que respirara, que no pasaba nada.

Y comenzó su relato: “Tenía ocho años. Mi mamá trabajaba en un supermercado. Vivíamos con mis hermanos. También vivía un hermano de mi papá. Él abusó de mí. Cuando tenía 10 años no quería vivir con mi mamá. Le echaba la culpa por todo. La única persona que me entendía era mi abuela. Durante mucho tiempo nadie me podía tocar. Rechazaba los abrazos de las personas”. Pero ahora sí abraza.

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Centro de Custodia y Cumplimiento Residencia Femenina. LP/Eliana Morales

Yo, periodista invitada a la actividad por mi amigo y compañero, José Alejandro Rodríguez, más conocido como Jackson, la escuchaba desde una esquina y pensé que quizá el mundo sería distinto si existieran festivales de abrazos.

María siguió hablando, con pausas largas, como quien busca las palabras en un terreno nuevo. En un momento logró decir que ahora transita por el verde. Lloró. El silencio se rompió con aplausos suaves.

Perdonar

El siguiente grupo de chicas habló del perdón. “Perdonar es liberar al prisionero y descubrir que el prisionero eres tú”, dijo Aurora.

Sandra habló del legado. Leyó un texto profundo que escribió: “Comprendí que encerré mi corazón en una jaula, pensando que ya no sentía, y en este lugar confirmé que no era ese cadáver. Aprendí la importancia de cerrar ciclos, regalando mi ausencia a quien no valoró mi presencia”.

Rosa se inspiró en la familia. Habló de la empatía, la igualdad, la paciencia, la participación. Habló de los niños y de la importancia de ayudarlos a ser libres. “No hay manual para criar niños”, dijo.

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Celebraron con un pastel. Foto: Cortesía

Fotos

Emilia eligió tratar el tema del poder de la imagen. Mostró varias fotografías de gran carga humana para abordar asuntos sociales complejos: una madre pobre, niños olvidados, un anciano, habitantes de la calle, pobreza. Mientras pasaban las imágenes, lanzaba frases potentes, acompañadas de datos duros: “Panamá está olvidando a sus niños.” “Se ha normalizado la pobreza.” “¿Dónde estás? ¿Qué haces? No los observo… Gobierno.” “¿Pero qué hacemos nosotros por un mejor Panamá?”

Nuevamente apareció el perdón con un relato duro. “Me atreví a pedirle perdón a mi mamá y ahora encontré paz.”

“Yo no podía perdonar. Quedé con secuelas. Afuera, me dio un ataque de ansiedad. Le pedí a Dios que me guiara. Ahora que estoy aquí, en el centro, entendí que era necesario estar aquí”, contó Silvia.

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Y las mariposas se graduaron de valores. Foto: Cortesía

‘Era mi mejor amigo’

Fue el turno de Rosa. “Cuando tenía catorce años me tocó hacerle daño a mi mejor amigo. Le quité la vida, por complacer a una familia (pandilla). Ha sido una carga muy pesada. No poder dormir. No poder vivir en paz. Ver a su mamá llorar por su hijo. Ella me invitó al entierro, y yo sin poder decirle la verdad ni pedirle perdón.

Lloró. Hizo una pausa. En el salón se sintió un silencio espeso, casi físico, como si el aire también hubiera decidido detenerse. Nadie la interrumpió. Algunas bajaron la mirada, otras la observaron con una mezcla de tristeza y respeto. Cuando por fin levantó la cabeza, alguien aplaudió despacio.

“Le conté a mi mamá y me dijo: ‘La verdad, siento que no eres mi hija…’

“Luego habló de renacer, de volar como la mariposa. “Cuando salgamos de aquí, seremos mariposas”.

Después sucedió el momento de dar. Ellas entregaron pequeños regalos a los miembros de la fundación. Luego recibieron sus diplomas, se tomaron fotos con toga y birrete, y también bailaron. Y por un momento el aire del salón se llenó de alas invisibles.

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Centro de Custodia y Cumplimiento Residencia Femenina. LP/Eliana Morales

En enero de 2023, el Ministerio de Gobierno dio a conocer que 707 jóvenes en conflicto con la ley penal recibían apoyo a través de intervenciones socioeducativas.

Nota del editor: Los nombres de las jóvenes mencionadas han sido modificados para proteger su identidad.


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