En el paraíso también se celebran desfiles. Se llama Boquete y, en la provincia de Chiriquí, la mañana del 28 de noviembre amaneció envuelta en una llovizna suave que parecía descender desde las montañas como un telón natural. Aun así, las delegaciones estudiantiles avanzaron con la misma disciplina de todos los años, con los tambores marcando un compás firme contra el eco húmedo del valle.
Entre el olor a tierra mojada y el colorido de los estandartes empapados, destacó la presencia del presidente de la República, José Raúl Mulino; el alcalde de Boquete, Eduardo Rodríguez; y el ministro de la Presidencia, Juan Carlos Orillac, quien portaba la bandera como abanderado oficial del acto. Cada uniforme y cada paso parecían desafiar la persistencia de la lluvia, como si la patria encontrara en Boquete un escenario para reafirmarse incluso en medio del clima adverso.
Unos minutos antes se llevó a cabo un acto protocolar en el que el alcalde de Boquete agradeció la presencia del Gabinete durante los actos oficiales y destacó la magnitud del desfile programado para este día, en el que participarían más de 93 delegaciones entre colegios y bandas independientes.

También se refirió a los grandes desafíos del distrito, centrados en proyectos viales y pluviales, así como en la gestión del desarrollo turístico, cuyo avance exige planificación y soluciones sostenibles. Enfatizó que atender estas necesidades será clave para garantizar un crecimiento ordenado y mejorar la calidad de vida de los 25 mil habitantes del distrito y de quienes lo visitan.
Discurso de Mulino
Por su parte, el presidente de la República ofreció un discurso centrado en la política exterior, la seguridad y la recuperación económica del país. Rodeado de su Gabinete, subrayó avances en proyectos como la interconexión eléctrica con Colombia y los procesos de integración con bloques regionales como el Mercosur.
El mandatario defendió las decisiones que ha tomado en el ámbito migratorio, describiéndolas como “muy duras pero necesarias y con sentido de patria”. Aseguró haber puesto fin al descontrol migratorio en Darién, al cual definió como una amenaza para la seguridad y la estabilidad económica del país.

El jefe del Ejecutivo también dedicó parte de su discurso a criticar el estado en el que, según dijo, recibió la administración pública. Afirmó que su gobierno continúa “ordenando las finanzas” y reactivando obras paralizadas desde hace años. De hecho, un día antes estuvo en el distrito de Bugaba, donde inauguró un hospital que había permanecido detenido durante 13 años y que fue licitado por 30 millones en 2010, pero terminó costando 101 millones.
Frente a esta realidad, cuestionó a quienes dejaron al país con infraestructuras básicas deterioradas: “Miren lo que le han hecho a Panamá… roza la traición a la patria, dejando al abandono hospitales, potabilizadoras, escuelas y caminos”.

Al referirse al rumbo económico, Mulino reconoció que el país aún no alcanza el dinamismo esperado, pero llamó a la población a mantener la confianza. “Hoy, con muchísimo esfuerzo, estamos carreteando para poder despegar, pero es el camino correcto”, aseguró.
Los desfiles
El mandatario presenció los desfiles de Boquete hasta cerca de la 1:00 p. m., cuando se retiró de la tarima principal. No obstante, mientras estuvo allí ocurrieron varios hechos que llamaron la atención. El primero de ellos fue que no permaneció en primera fila mientras pasaba la delegación de la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi), cuya gestión por parte de Etelvina de Bonagas ha estado envuelta en polémicas por casos de nepotismo en su estructura administrativa y académica. Incluso el propio Mulino, en su momento, cuestionó a la rectora de la Unachi.

También dirigentes del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs) intentaron, sin éxito, incorporarse a los tradicionales desfiles, pero fueron controlados por agentes policiales. El mandatario ha criticado duramente a este sindicato y a varios de sus dirigentes, quienes actualmente enfrentan procesos judiciales.
Además, fue notable la presencia de la expresidenta Mireya Moscoso en el palco gubernamental junto a Mulino. El reencuentro se produjo días después de que Moscoso defendiera al presidente tras sus polémicas declaraciones en Costa Rica, donde reconoció haber advertido a los tres magistrados del Tribunal Electoral que “les prendo este país por las cuatro esquinas” si no le permitían competir como candidato presidencial en 2024.

Pero más allá de los momentos tensos, el acto protocolar o el mensaje del mandatario, el pueblo de Boquete acudió a sus tradicionales desfiles patrios.

En la tierra donde se cosecha la fresa, se cultivan algunos de los mejores cafés del país y el río Caldera exhibe su corriente imponente, se respiró civismo. El paraíso estuvo de fiesta.



