La palabra se ha puesto de moda. Diálogo es, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, una plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos. Se habla de diálogo de besugos cuando se trata de una conversación sin coherencia y de diálogo de sordos cuando los interlocutores presta atención.
La última experiencia del Diálogo Nacional por la Caja de Seguro Social (CSS) dejó una sensación de fracaso por no haber logrado el consenso en un tema crucial: el programa de Invalidez, Vejez y Muerte. Sin embargo, hubo acuerdos en los programas de Administración, Riesgos Profesionales y Enfermedad. Al menos eso es lo que reflejan los informes finales del proceso que concluyó en 2002.
Pese a la evidencia de las “posiciones irreconciliables” en el tema de las pensiones, como las definió hace tres años el dirigente obrero Saúl Méndez, la experiencia de los diálogos en Panamá en los últimos tres lustros ha sido positiva.
De aquellos pactos
A pesar del tiempo transcurrido desde la vuelta a la democracia electoral en 1990, los partidos políticos continúan firmando cada año previo a las elecciones, un pacto ético que tiene sus raíces en la llamada Declaración de Santa María La Antigua, suscrito el 18 de mayo de 1993 por los partidos políticos, y que sirvió para apoyar la institucionalidad democrática y la independencia del Tribunal Electoral.
En ese momento histórico, las dudas abundaban y no era para menos. Un cuarto de siglo de dictadura e imposiciones generaban muchas inquietudes.
Le correspondió al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) servir de facilitador en ese proceso, sembrándose la semilla para una serie de conversaciones posteriores que incluyeron los encuentros de Bambito (I, II y III), los acuerdos Panamá 2000 y la llamada Visión Nacional 2020.
En los acuerdos de Bambito, previo a las elecciones de 1994, se apuntó a fortalecer la confianza en el desarrollo del proceso democrático. Allí se estableció la agenda de prioridades del país, entre las que se incluyeron temas como salud, justicia, educación, administración del Canal y uso de las áreas que pasarían a jurisdicción panameña como consecuencia de los tratados Torrijos–Carter.
Panamá 2000 y Visión 2020
A partir de 1995 comenzaron los encuentros conocidos como Panamá 2000 (Coronado I, II, III y IV) en los que la sociedad civil, el Gobierno y los partidos políticos se pusieron de acuerdo para garantizar la independencia de la administración del Canal, que pasaría a manos panameñas a finales del año 1999. De allí surgió la Autoridad del Canal de Panamá y la Autoridad de la Región Interoceánica (ARI).
El 29 de mayo de 1998 se firmó la Visión Nacional 2020, como un plan de desarrollo nacional a 20 años, que abarcaba la institucionalidad democrática, el desarrollo económico, la ética y equidad, la autodeterminación y la sostenibilidad ambiental. El acuerdo fue respaldado por los partidos que participaron en las elecciones de 1999.
Luego vinieron los diálogos en materia de educación y seguridad social, que arrojaron mucha información, pero casi ninguna acción. Sin embargo, el que más polémicas y discusiones levantó, fue precisamente el de la CSS.
La última administración dejó el tema al gobierno que empezó su mandato el 1 de septiembre de 2004. Y aunque durante la campaña electoral, el hoy presidente, Martín Torrijos, se comprometió con una pronta solución a la crisis de la institución de seguridad social, el tema quedó de segundo en las prioridades oficiales, después de la reforma fiscal.
Finalmente, y después de una larga espera de nueve meses, el Gobierno hizo pública su propuesta, basada esencialmente en duras medidas paramétricas: el aumento de la edad de jubilación y de las cuotas obrero patronales.
El resto es historia reciente: una huelga que provocó que el Gobierno desandara el camino andado y el inicio de un nuevo diálogo nacional con una misión titánica: salvar las jubilaciones de los panameños y un sistema que hace aguas.
