El pasado 24 de julio amaneció con sol en Changuinola, Bocas del Toro, y con una promesa cumplida: el Ministerio de Salud cortaba la cinta de dos centros de salud nuevos —en La Mesa y Barranco Adentro—, un respiro para una población que lleva años esperando atención digna.
Hubo aplausos, discursos, camisas blancas y fotos para el boletín. Pero, en medio del júbilo, una ausencia pesaba más que cualquier tijera dorada: la del diputado del Partido Revolucionario Democrático (PRD), Benicio Robinson. No fue invitado. No figuró. Y eso, en un distrito que ha sido su feudo político por más de tres décadas, fue leído como la excomunión política del cacique bocatoreño.
El enojo no tardó en brotar. Desde la curul en la Asamblea, tanto él como su hijo —su suplente oficial— reclamaron el desaire con tono de advertencia. Poco importó que el PRD, su partido, comparta estrategias legislativas con el oficialismo de Realizando Metas; lo que dolió fue el golpe al ego, la pérdida momentánea del control escénico.

En vez de celebrar que su gente tendría atención médica más cerca de casa, Robinson dejó claro que, en su Changuinola, el progreso solo es bienvenido si pasa por su sombra.
El enojo
En medio de la sesión del pleno, el pasado 28 de julio, con voz contenida pero cargada de reproche, Benicio Robinson Jr. tomó la palabra. No habló de leyes ni de fiscalización. Habló del desaire. “El viernes pasado no nos invitó el Ministerio de Salud a la inauguración de dos centros de salud”, dijo, con la mirada fija al frente, como si no pudiera creer aún que lo hubieran dejado fuera.
En su breve intervención, recordó que las obras —en La Mesa y Barranco Adentro— se habían gestionado durante el gobierno anterior, bajo el nombre y el control de su padre. La ausencia de una invitación no fue un simple olvido: fue una ofensa simbólica en tierra que consideran suya.
Pero el hijo del veterano intentó recomponerse, cerrando con una frase para la galería: “No importa que no nos tengan en cuenta… el pueblo sabe que fue una lucha”. Aun así, el mensaje estaba lanzado.
“Estos centros no son fruto de la casualidad. Son el resultado de una gestión constante, responsable y comprometida, que impulsamos desde la Asamblea Nacional y que logró, junto a la administración pasada, asegurar los fondos necesarios para su construcción”, posteó en sus redes sociales.
Nuevo reclamo
Una semana después del reclamo de su hijo y como sino fuera suficiente, Robinson padre tomó el micrófono con la calma medida de quien ha gobernado sin interrupciones su territorio político por más de tres décadas. Era 4 de agosto, y su mensaje era claro en el pleno de la Asamblea: no bastaban las inauguraciones ni las cintas cortadas.
Una vez más hacemos el llamado urgente al Gobierno Nacional y a Chiquita Panamá para que se sienten a negociar con los trabajadores y evitemos que más de 6,000 empleos directos y 10,500 empleos indirectos desaparezcan. ¿O es que ya piensan quedarse con las fincas de los… pic.twitter.com/9DedIx1fGi
— Benicio Robinson (@BenicioRobinson) August 4, 2025
“No es tiempo de hablar de obra, es tiempo de hablar de empleo a nuestros trabajadores bananeros”, dijo.
Además, agregó: “Bastante obra hemos hecho en Changuinola, si queremos hablar que están inaugurando actualmente doce centros de salud, cuatro potabilizadoras que se están haciendo en Changuinola y las calles”, afirmó, en un intento por subrayar que muchas de las iniciativas que hoy se presentan como logros del nuevo gobierno fueron impulsadas durante su administración.
Era evidente que el polémico diputado enumeró los logros pasados como quien defiende un legado, pero su verdadero enojo parecía estar en otra parte: en no haber sido parte del acto, en que el poder empieza, tímidamente, a moverse sin él en Bocas del Toro.


