El director del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan), Rutilio Villarreal, llegó este martes 23 de septiembre a la Asamblea Nacional con el peso de 358.7 millones de dólares entre sus manos y la mirada de los diputados fijas sobre él.
Cada cifra del presupuesto 2026 parecía recorrer los pasillos de la sala, mientras la Comisión de Presupuesto escuchaba con atención.
Villarreal desplegó su plan: 155.8 millones para funcionamiento, operación y mantenimiento, y 202.9 millones para inversiones. El 43% estaba destinado a sostener la maquinaria que garantiza agua potable y saneamiento, y el 57% a proyectos que aún eran sueños en planos y contratos.
El director no ocultó la diferencia entre lo solicitado y lo asignado. La institución había pedido 789.2 millones de dólares, pero el Ministerio de Economía y Finanzas solo recomendó 358.7 millones, un recorte que, explicó, obligaba a priorizar la operación antes que las nuevas obras.
Presupuesto | El Ing. Rutilio Villarreal, director del @IDAANPANAMA presentó el presupuesto recomendado para 2026 por B/.358.8 millones: B/.155.8 millones para funcionamiento y B/.203 millones para inversión. pic.twitter.com/5rn2Xufa3C
— Asamblea Nacional (@asambleapa) September 23, 2025
Para 2025, el Idaan recibió un presupuesto de 414.3 millones de dólares, es decir, 55.6 millones menos que lo recomendado para 2026.
La red
Por primera vez en la historia, señaló Villarreal, el presupuesto de mantenimiento superaba al de inversiones. La razón era sencilla: el Idaan opera y mantiene una red gigantesca de activos en todo el país, desde plantas potabilizadoras hasta kilómetros de tuberías, pasando por tanques, pozos profundos y sistemas de alcantarillado.
Villarreal enumeró números que parecían mapas de agua: 125 acueductos, 55 plantas potabilizadoras, una desaladora, 58 plantas de tratamiento, 529 tanques de almacenamiento, 604 pozos, 901 tanques sépticos y más de 13,500 kilómetros de redes. Cada cifra representaba una comunidad, una familia, un sector que dependía de ese flujo invisible pero vital.
El presupuesto de funcionamiento se repartía en cuatro pilares: la Dirección de Dotación de Agua y Alcantarillado, con 90.5 millones; los Servicios Regionales, con 29.8 millones; la Dirección de Administración General, con 25 millones; y la Dirección de Comercialización, con 9.3 millones. Un rompecabezas financiero que debía mantener el país hidratado, aunque muchas veces no lo logra debido a deficiencias en el sistema.

Tal es el caso de la provincia de Los Santos, donde la población aún no puede consumir el agua potable que sale del grifo debido a la contaminación de los ríos de la zona.
Los recortes
Los números se volvían más palpables cuando Villarreal detalló el gasto en funcionamiento: servicios personales, energía eléctrica, compra de agua en bloque, químicos, cisternas, mantenimiento y repuestos. Cada partida, explicó, estaba pensada para que el agua llegara a cada grifo, cada tanque, cada casa.

Pero la realidad presupuestaria golpeaba con fuerza. Los rubros más sensibles, como mantenimiento y químicos, habían sufrido recortes severos: de 29.3 millones de dólares solicitados para mantenimiento, solo recibieron 2.5 millones; y de 25 millones de dólares para químicos, quedaron 8 millones. Cada cifra contaba así una historia de limitaciones y decisiones difíciles.
En inversiones, 202.9 millones de dólares se destinarían a 76 proyectos. La mayor parte, 155.6 millones de dólares, se enfocaría en agua potable; 36.9 millones para alcantarillado sanitario; y 10.4 millones para inversiones complementarias.
Los cuestionamientos
El diputado Betserai Richards tomó la palabra y puso el dedo sobre la herida: sectores sin agua, camiones cisternas que beneficiaban a empresas amigas, y recortes que podrían afectar la potabilización y la seguridad de las plantas. Su voz mezclaba indignación y exigencia de soluciones inmediatas.

Villarreal respondió con paciencia. Explicó que los proyectos críticos, como las plantas Cabra 1 y 2, la ampliación de La Primavera, Santa Cruz y Villalobos, y la construcción del sistema del Brillante, ya estaban en fase de formalización para arrancar en la estación seca y minimizar interrupciones.
Finalmente, el director reconoció que el Idaan es una institución centralizada, con decisiones tomadas desde la sede en Vía Brasil, y admitió la necesidad de coordinar más con otros entes, como las juntas comunales, para agilizar la respuesta a problemas locales —como tuberías rotas o fallas en turbinas— sin depender de la burocracia central para cada incidente.

