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Gobierno alérgico a la crítica: la piel fina del poder

Gobierno alérgico a la crítica: la piel fina del poder
El presidente José Raúl Mulino tomó el control del país el pasado 1 de julio. LP/Archivo

Después de nueve meses de haber asumido el poder, el presidente José Raúl Mulino y parte de su equipo de gobierno han dejado claro que la crítica no tiene cabida en su círculo de confort.

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Mulino y el banquete de Penonomé: cuando la política se sirve en platos con sabor a controversiaEl presidente Mulino llama ‘Chiquillos’ a diputados de Vamos; jefa de bancada arremete tras declaraciones‘El Suntracs no es un sindicato; es una organización a la vieja usanza de la mafia’: Mulino sobre los enfrentamientos

Los ejemplos sobran. En el Palacio de las Garzas y su entorno, de acuerdo con líderes de opinión, periodistas y políticos, el disenso es recibido con malestar, condescendencia o hasta con desprecio.

El caso más reciente ocurrió el pasado fin de semana. La politóloga y periodista Sabrina Bacal publicó un comentario en la red social X, en el que señalaba que la crisis en la Cancillería era “el síntoma más visible del fracaso de nuestra política exterior frente a las amenazas de Trump”. Cuestionó la falta de transparencia y la entrega unilateral de soberanía, al aludir al acuerdo que permitiría presencia militar estadounidense en territorio panameño.

La educadora y activa usuaria de la red social, Maui Saint Malo, le contestó con frases como “cliché”, “afuera del agua se nada muy bien” y “en lugar de sandeces ofrece soluciones”. Entonces, el ministro de la Presidencia, Juan Carlos Orillac, celebró el comentario. “Buena respuesta a quien con malos comentarios e intención anda”.

Al periodista Álvaro Alvarado le llamó la atención el asunto y, con un comentario público, invitó a aprender a vivir en democracia. “Como ciudadano comprometido con los principios democráticos y creyente en la libertad de expresión, lamento profundamente que estemos viviendo en un país donde la crítica es respondida con descalificación. Una democracia sólida no teme a las voces disidentes, las escucha, las respeta y las valora como parte esencial del diálogo público”, escribió.

De “batallonera” y “santita”

El clima de hostilidad hacia el disenso no se limita al círculo del Palacio de Las Garzas, también replica en un despacho de la avenida Balboa. La semana pasada, el contralor Anel Bolo Flores protagonizó otro episodio que dejó en evidencia la fragilidad con la que algunos altos funcionarios enfrentan las tensiones institucionales.

En medio del enfrentamiento entre la Contraloría y la Asamblea Nacional por la auditoría a las planillas legislativas y el pago mediante cheques a los funcionarios de ese órgano del Estado, Flores arremetió contra la presidenta del Legislativo, Dana Castañeda, llamándola “batallonera”. El término, con connotaciones despectivas, surgió mientras se discutían mecanismos para detectar a las llamadas “botellas”: personas que cobran salario público sin trabajar.

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Dana Castañeda, presidenta de la Asamblea Nacional y Anel Bolo Flores, contralor general de la nación.

Flores también dirigió un dardo a la diputada Grace Hernández, del Movimiento Otro Camino: “se vendió como santita”, afirmó. La respuesta de Hernández no tardó: “No confunda ser mansa con mensa”, replicó.

El tema no quedó aquí. Desde su curul en el Palacio Justo Arosemena, esta diputada le recordó el pasado perredé al contralor Flores,

‘No necesito compañeros de viaje’

La escena se repite con frecuencia. El 6 de febrero, al ser consultado por una periodista sobre si buscaría apoyo internacional frente a la amenaza de Estados Unidos de ejercer control sobre el Canal de Panamá, Mulino rechazó la idea con tono de autosuficiencia:

“Yo no necesito compañeros de viaje. De ninguna índole en este caminar”. Agradeció gestos de solidaridad, pero dejó claro que no los consideraba necesarios. Su mensaje fue más simbólico que político: quien no se suba al barco presidencial no tiene lugar.

Lea aquí: El amargo jueves del presidente Mulino; y su descarga contra los periodistas

Pero el estilo confrontativo tiene más episodios. El 5 de septiembre de 2024, tras una votación adversa en la Asamblea sobre la ratificación del director de la CSS, el presidente descalificó a los diputados independientes de la coalición Vamos, llamándoles “chiquillos”.

“Estos chiquillos, que ni siquiera habían nacido en mi época, vienen ahora con esos argumentos”.

Algunos compararon las palabras del gobernante con “un monólogo de superioridad y desprecio”. El presidente remató con una sentencia lapidaria:“Cada quien busca en qué soga se ahorca”.

También ha dirigido su retórica incendiaria hacia sectores sociales organizados. En medio de las protestas ciudadanas por las reformas al sistema de pensiones, Mulino comparó al Suntracs con una “mafia”. “Esto no es un sindicato, esto es una mafia que busca paralizar el país”, afirmó en una de sus conferencias de prensa de los jueves.

El comentario dividió a la opinión pública: mientras algunos lo aplaudieron, otros lo acusaron de intentar criminalizar la protesta y socavar derechos laborales.

Los cinco gatos

A finales de marzo, refiriéndose a los opositores del proyecto minero de First Quantum, volvió a minimizar a quienes no coinciden con su visión de país: “¿Por qué cinco gatos, que no pagan una planilla, no quieren mina?”

En esa ocasión, el exdiputado Juan Diego Vásquez lamentó el tono del presidente: “Minimiza de forma peyorativa a quienes no coinciden con él. Presidente, dialogue. No es REY”.

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Protesta en la ciudad capital. LP/Isaac Ortega

El excandidato presidencial y presidente del opositor Partido Panameñista, José Isabel Blandón, habló del tema en el Knockout publicado este domingo 20 de abril.

De 1 a 10, ¿qué calificación le pone a Mulino?, fue la pregunta. Blandón contestó: “6. Ha tratado temas difíciles, pero descalificando a sus críticos. Yo lo habría hecho mejor, con más experiencia y menos choques”.

Como para que no quedaran dudas, el político reiteró que el presidente de la República “desprecia a sus críticos y no tolera la disidencia”.

La intolerancia hacia la crítica no es exclusiva de Panamá. En Estados Unidos, periodistas y actores de la sociedad civil acusan al presidente Donald Trump de despreciar a los medios y deslegitimar la crítica.

Trump, el presidente que amenaza con retomar el control del Canal de Panamá.


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