Durante la homilía dominical celebrada este 24 de agosto en la Capilla de la Universidad Católica Santa María La Antigua, el arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, hizo un fuerte llamado a la esperanza y a la acción ciudadana frente a la crisis de confianza que atraviesa el país.
“Vivimos tiempos donde la decepción es comprensible. Muchos han perdido la confianza en la política porque la mala política, esa que se mueve por intereses personales y no por el bien común, ha dejado heridas profundas en nuestra sociedad”, expresó el arzobispo.
Ulloa lamentó que la corrupción, la falta de visión y los intereses egoístas hayan afectado el futuro de generaciones enteras. “Sí, es cierto: nos han robado muchas cosas. Nos han robado la transparencia de los procesos, la confianza en las instituciones, la seguridad de un porvenir digno”, afirmó.
A pesar de este panorama, monseñor Ulloa destacó que en el corazón de los panameños siguen presentes valores como la solidaridad, la honradez y la fe. “Por eso, aunque haya decepción, no hay derrota. Aunque haya desencanto, permanece viva la esperanza”, sostuvo.
El monseñor subrayó también que la esperanza cristiana no es pasiva ni ingenua, sino que exige compromiso y acción. “No consiste en esperar, con los brazos cruzados, a que las cosas cambien solas. Es activa, militante y transformadora. Nos mueve a ir más allá del pesimismo de que ‘esto nadie lo cambia’, para buscar las raíces de los males personales y sociales y luchar para transformarlos en bienestar para los demás”, dijo.

Ulloa instó a los ciudadanos a no conformarse con la injusticia, a educar en valores, trabajar con honradez y participar de manera responsable en la vida social y política del país.
“La esperanza cristiana es el motor que nos hace soñar con un país donde no haya ciudadanos de primera y de segunda, donde cada niño tenga acceso a educación de calidad, cada joven encuentre oportunidades, cada trabajador viva con dignidad y cada anciano sea respetado y acompañado”, manifestó.
Igualmente expresó: “Hermanos y hermanas: nos podrán robar muchas cosas, pero jamás la esperanza en un Panamá nuevo. Ese Panamá nacerá de la fuerza de nuestro pueblo, de la unión de nuestras comunidades y de la fe que sostiene nuestras luchas”.


