Durante el tradicional Te Deum celebrado este 3 de noviembre en la Basílica Catedral Santa María la Antigua, con motivo de los 122 años de separación de Panamá de Colombia y el nacimiento de la República panameña, el arzobispo metropolitano, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, exhortó a los panameños a renovar su compromiso con los valores cívicos y éticos que dieron origen a la Nación.
Ante autoridades del Estado, miembros del cuerpo diplomático y representantes del Comité Ecuménico de Panamá, Ulloa recordó que el país enfrenta una encrucijada moral:
“Cada generación debe emprender su propio 3 de noviembre. Es la hora de decidir entre la indiferencia y el compromiso, entre el ‘sálvese quien pueda’ y la solidaridad que levanta, entre la corrupción que todo lo envenena y la honradez que todo lo construye”, afirmó.
El prelado destacó que la independencia no solo fue una ruptura política, sino una conquista moral, y llamó a rescatar el legado de los próceres que soñaron con una patria de oportunidades, educación y justicia social.
“Soñar, hoy, no es evadir la realidad. Es la forma más valiente de comprometerse con ella. Panamá necesita, urgentemente, hombres y mujeres que vuelvan a soñar, que se atrevan a creer que un país mejor es posible. Pensemos que nuestros próceres no soñaron una patria de privilegios, sino de oportunidades para todos. No lucharon por levantar un país para la riqueza de unos pocos, sino por edificar una nación donde cada persona pudiera vivir con dignidad. Ellos no quisieron una patria sin alma, sino una tierra sostenida por valores, animada por la fe y encendida por la esperanza”, recalcó Monseñor.
Durante su homilía, monseñor Ulloa también celebró la Coronación Pontificia de Santa María la Antigua, concedida por el papa León XIV en reconocimiento a los 512 años de la primera diócesis en tierra firme del continente americano.
El arzobispo recordó que la devoción mariana ha sido parte esencial de la identidad espiritual del país y un símbolo de esperanza:
“La corona que hoy brilla sobre su imagen no pertenece solo al templo o al altar. Es la corona del pueblo panameño, que reconoce a María como Reina y Madre; es la corona de nuestra historia y de la esperanza”.
En su mensaje final, Ulloa reiteró que educar en el amor a la patria es tarea urgente, insistiendo en que se enseña con el ejemplo, la memoria, la participación y los valores.
“El futuro de Panamá no se improvisa —concluyó—. Se sueña con esperanza, se construye con honradez incansable y se vive con un amor que se dona”.
Durante la oración por la paz, el presidente de la República, José Raúl Mulino y la primera dama, Maricel Cohen de Mulino, junto al Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, pidieron por un país “donde los que mandan busquen el bien común”.



