La investigación científica en Panamá enfrenta un nuevo desafío: el recorte presupuestario proyectado para 2026 podría frenar el crecimiento de la ciencia justo cuando la comunidad científica se propone metas ambiciosas.
Desde hace años, la falta de recursos ha sido un obstáculo recurrente, y ahora la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) se ve obligada a tomar decisiones estratégicas para mantener sus proyectos en marcha.
El país se ha fijado como objetivo alcanzar una inversión equivalente al 1% del Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia, tecnología e innovación para 2029. Sin embargo, la hoja de ruta de la Senacyt, que contemplaba un crecimiento progresivo de 0.2% del PIB por año, enfrenta un revés.
El proyecto de ley del Presupuesto General del Estado presentado por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) para 2026 propone que la Senacyt pase de $83.3 millones en 2025 a $61.9 millones, lo que representa un recorte de $21.4 millones. La entidad había solicitado $86 millones.
Ante este panorama, el secretario nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Eduardo Ortega Barría, reconoció la magnitud del reto, pero enfatizó que la investigación no se detendrá. “Con los retos viene la creatividad. Vamos a tener que priorizar, ajustarnos y posponer algunas cosas, pero no es un año que nos vamos a detener”, afirmó.

Ortega Barría explicó que los proyectos de investigación no son comparables con obras físicas, como carreteras o edificios, que pueden pausarse y retomarse años después sin perder eficacia. “Cuando tienes un proyecto de investigación, ya sea sobre cáncer, malaria, cambio climático o calidad del agua, no puedes detenerlo y retomarlo un año después, porque las condiciones cambian totalmente y se pierde la capacidad de generar el conocimiento que deseas”, subrayó.
A pesar de los recortes, el secretario mostró optimismo sobre la posibilidad de obtener un aumento parcial de los fondos mediante gestiones ante la Asamblea Nacional. “Cuando presente nuestro planteamiento, esperamos captar el interés de la Comisión de Presupuesto para que nos otorguen un incremento que nos permita cumplir con los compromisos adquiridos. No será el presupuesto total solicitado, pero sí será suficiente para continuar con la investigación”, afirmó.
Entre los proyectos que podrían verse afectados se encuentran programas de formación avanzada, como las 13 maestrías y los dos doctorados en universidades públicas, así como algunos de los 12 centros de investigación creados en los últimos 22 años. “Es un año de repensar, un año de semipausa, pero no es un año que nos vamos a detener. Algunos proyectos se verán como pospuestos, y, lógicamente, nos preocupan estas maestrías, doctorados y centros que han sido construidos con tanto esfuerzo en los últimos 22 años”, aclaró Ortega Barría. Aun así, aseguró que ningún investigador perderá su empleo. “Vamos a analizar cuáles proyectos pausamos y cuáles continuamos”, dijo, destacando la necesidad de priorizar las áreas estratégicas para el país.
La Senacyt ha sido clave en la creación de capacidades locales que permiten a Panamá competir en la región en investigación científica. “Creemos que la innovación debe ser priorizada. Iniciativas como esta demuestran que nuestro país puede generar conocimiento y crear centros únicos en la región”, señaló el funcionario, resaltando la importancia de mantener activos los proyectos estratégicos a pesar de las limitaciones financieras.

El recorte presupuestario refleja un dilema histórico: equilibrar las finanzas del país con la necesidad de fomentar la ciencia y la innovación, motores esenciales para el desarrollo sostenible. Pero, según Ortega Barría, estas dificultades también representan oportunidades. “Vamos a tener que apoyar al país en este momento de ajustes, y eso nos obliga a ser más creativos y eficientes. Siempre hay oportunidades, incluso en medio de la escasez”, añadió.
Para los investigadores, la noticia implica replantear prioridades y ajustar cronogramas, pero no significa un freno total a la investigación científica en Panamá. Los proyectos en áreas de salud pública, agricultura tecnológica, enfermedades crónicas y cambio climático seguirán en marcha, aunque algunos programas podrían experimentar demoras o reestructuraciones temporales.
En conclusión, la ciencia en Panamá atraviesa un momento crítico, marcado por la reducción de recursos, pero también por la determinación de continuar avanzando. Como resumió el secretario nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación: “No es un año que nos vamos a detener. La innovación sigue siendo una prioridad, y Panamá tiene la capacidad de generar conocimiento y mantener centros de investigación únicos en la región”.


