Una serie de circunstancias celestes inusuales coincidieron el domingo por la noche para ocultar la Luna que luego reapareció vestida de un tenue rojo en un eclipse total que cautivó a los observadores en las Américas, Europa y África.En México y Los Ángeles, de París a Uarzazat, las miradas se posaron en el cielo para observar el fenómeno, alrededor de la medianoche para el continente americano, poco antes del alba para tierras europeas y africanas.El eclipse duró unas tres horas: una primera hora en que la Luna llena fue suavemente tragada por la sombra de la Tierra, luego una hora de eclipse total y finalmente una hora en que la Luna progresivamente se asomó nuevamente plena y brillante.La Luna era una "Súper Luna", el término usado cuando el satélite se encuentra a una distancia relativamente cerca de la Tierra, unos 358 mil kilómetros, por lo que se vio más grande de lo normal.Además, en dirección este, Venus y Júpiter brillaron en el cielo nocturno. Durante la fase total del eclipse, la Luna apareció pintada de tonos rojos o rosados. Los estadounidenses llaman a este efecto "Luna de sangre".Ese teñido se debe a que durante un eclipse los rayos del Sol impactan directamente sobre la Luna porque la Tierra está en el medio. Estos rayos solares son filtrados por la atmósfera: los rayos rojos se desvían hacia el interior del cono de sombra y, por lo tanto, hacia la Luna, mientras que los azules divergen hacia el exterior.En Londres, los aficionados a la astronomía no tuvieron suerte: las nubes bloquearon la vista. Pero los habitantes de Villa Nueva, en Guatemala, de Montevideo, México, Miami y París tuvieron cielos abiertos al espectáculo.Los eclipses lunares totales o parciales ocurren al menos dos veces al año, dice Florent Deleflie, astrónomo del Observatorio París-PSL, aunque no son visibles en todas partes.Es raro poder observar completamente eclipses totales. El del domingo fue el último hasta mayo de 2021.
