Una nueva especie de salamandra bautizada como Bolitoglossa chucantiensis o salamandra de Chucantí, ha sido descubierta en la cordillera de Majé, Darién.
Recibió su nombre por su ubicación, específicamente en el cerro Chucantí.
El hallazgo corresponde a un grupo de científicos conformado por el panameño Abel Batista, el suizo Konrad Mebert, el alemán Gunther Köhler y el checo Milan Vesely.
La información que documenta la especie fue obtenida tras una serie de expediciones realizadas entre 2011 y 2012 y ha captado la atención de medios extranjeros como el journal electrónico Mesoamerican Herpetology, la primera revista especializada en la publicación sobre el estudio de los anfibios y reptiles en la región mesoamericana.
La salamandra de Chucantí se diferencia por su gran tamaño, extremidades delanteras y traseras bien anchas, color chocolate rojizo y gran número de dientes. Mide 47.3 milímetros de la punta de la cabeza a la cloaca, y su cola mide 55 milímetros.
Según los científicos, la salamandra de Chucantí fue encontrada específicamente en la Reserva Privada de Chucantí, un área muy pequeña, por lo que “la especie podría estar en peligro de extinción si no se regula la tala en la zona".

