Unos 300 niños con diabetes tipo 1 o tipo 2 que reciben atención en el Hospital Pediátrico de Alta Complejidad de la Ciudad de la Salud de la Caja de Seguro Social (CSS) contarán con sensores para el monitoreo continuo de los niveles de azúcar, como parte del tratamiento de la diabetes infantil.
El programa de sensores de diabetes empezará con estos 300 menores, previamente seleccionados por los especialistas. A cada paciente se le colocará un pequeño dispositivo debajo de la piel —generalmente en el brazo o el abdomen— que, en pocos minutos, envía los datos a un receptor o a una aplicación instalada en el teléfono del médico y de los padres.

El director médico del Hospital Pediátrico, Alejandro Martínez, explicó que “en todo momento, las 24 horas del día, se puede ver cuánto azúcar tiene el niño; incluso la aplicación cuenta con un software que activa alarmas cuando los niveles están muy altos o bajos. Esto le permite al endocrinólogo pediatra saber exactamente cómo va el control del azúcar”.
Martínez añadió que “estamos muy contentos con este programa, porque representa un avance enorme desde el punto de vista de la humanización, ya que mejora la calidad de atención en los niños y reduce los gastos que enfrentan los padres en el control del azúcar de sus hijos”.
El sensor tiene una duración de 14 días y, una vez cumplido este periodo, se reemplaza por uno nuevo.
Se estima que en Panamá hay más de 400 niños con diabetes tipo 1, de los cuales la mayoría recibe atención en instalaciones de la CSS. La enfermedad puede desarrollarse desde los seis meses de edad hasta la adolescencia, siendo más frecuente entre los 7 y 14 años.
En el programa de diabetes infantil, la CSS garantiza a los menores el suministro completo de insulinas, tiras reactivas, glucómetros, jeringas y, ahora, sensores continuos de glucosa.
Liliana Neel, jefa del Servicio de Endocrinología Pediátrica del Hospital Pediátrico de Alta Complejidad, explicó anteriormente cómo es el proceso de atención. “Se inicia con una hospitalización de entre cinco y siete días para estabilizar los niveles de glucosa e iniciar un tratamiento multidisciplinario con endocrinólogos, nutricionistas, enfermeras especializadas y apoyo psicológico”.
“Cada niño se va a casa con insulina, glucómetro y tiras reactivas suficientes para siete controles diarios”, señaló Neel. El Seguro Social dispone de cuatro tipos de insulina —intermedia, lenta, rápida y ultrarrápida— que se adaptan al estilo de vida de cada paciente.
Además, los menores son evaluados periódicamente por oftalmología, nefrología, nutrición y psicología, y cuentan con líneas de comunicación directa con el equipo médico para resolver dudas o emergencias. “Nuestro objetivo es que cada niño con diabetes viva con normalidad y evite complicaciones”, concluyó.
Cabe recordar que la diabetes tipo 1 —antes conocida como diabetes juvenil o insulinodependiente— es una afección en la que el páncreas produce poca o ninguna insulina. La diabetes tipo 2, por su parte, es más común en adultos mayores, según información de la Clínica Mayo.
La insulina es una hormona que permite que el azúcar (glucosa) ingrese a las células para producir energía.
En el país “familias panameñas destinan hasta 36% de sus ingresos en insulina para niños con diabetes tipo 1″ debido a la escasez de medicamentos en el sistema público vitales para los niños con esta condición.

