La presencia de metales pesados como plomo (Pb), arsénico (As) y cadmio (Cd) en diversas zonas del río La Villa, en la región de Azuero, producto de prácticas agrícolas no reguladas, afecta gravemente la calidad del agua y los ecosistemas.
El Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá (Idiap) ha emitido una grave alerta sobre esta contaminación, advirtiendo que estos metales representan un riesgo significativo para la salud pública y el equilibrio ambiental.
Además, expertos han destacado la urgencia de investigar la posible presencia de cromo y de fortalecer los controles de calidad sobre fertilizantes y pesticidas que se importan y utilizan en el país, con el fin de prevenir daños mayores.
Estos contaminantes representan un riesgo significativo para la salud pública y el equilibrio ambiental.
En un contexto aún más alarmante, un grupo de científicos del Instituto de Ciencias Médicas de Azuero ha emitido una impactante advertencia: bebés nacidos en la región presentan metales pesados en su sangre, transmitidos desde la placenta durante el embarazo.
Este hallazgo, que revela un preocupante nivel de contaminación interna, no solo evidencia la exposición directa de la población vulnerable, sino que también alerta sobre el potencial daño genético.
Los investigadores advierten que la presencia de estos tóxicos en el organismo podría alterar el ADN de los recién nacidos, generando consecuencias que podrían manifestarse a lo largo de toda su vida, afectando su desarrollo neurológico, inmunológico y metabólico.
El estudio, dirigido por el genetista Iván Landires, se desarrolló en colaboración con varias universidades nacionales y con los hospitales Cecilio Castillero en Chitré (Herrera) y Joaquín Pablo Franco Sayas en Las Tablas (Los Santos), con financiamiento de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt).
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Esta investigación, inédita en Panamá y una de las pioneras en América Latina, busca comprender de manera integral cómo la contaminación ambiental impacta la salud humana desde etapas tempranas, incluso antes del nacimiento. La iniciativa surgió tras la detección de sustancias tóxicas, entre ellas un herbicida denominado “atrazina”, en el río La Villa, principal fuente de agua potable para la región de Azuero.
“El hallazgo en el agua fue solo el primer paso. Nos preguntamos: si estos contaminantes están presentes en el río, ¿podrían también estar en el cuerpo de las personas que consumen esa agua?”, explicó Landires, subrayando la importancia de esta investigación para la salud pública.
Degradación ambiental
Análisis recientes del Idiap confirman que los niveles de contaminación microbiológica y química en la cuenca del río La Villa superan ampliamente los límites establecidos por las normativas nacionales e internacionales, lo que no solo pone en peligro la salud humana, sino que también deteriora los ecosistemas terrestres y acuáticos de una de las cuencas más importantes de la península de Azuero.

Estos preocupantes hallazgos fueron expuestos durante el taller “Diálogo de saberes técnicos sobre la cuenca del río La Villa”, organizado por Senacyt, que reunió a profesionales, investigadores, técnicos, estudiantes y representantes de diversas instituciones públicas, como el Ministerio de Ambiente (Miambiente), el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan), el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud, la Universidad de Panamá y el Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe (Cathalac).
Los expertos coincidieron en que la cuenca del río La Villa, que atraviesa las provincias de Herrera y Los Santos, ha sufrido décadas de degradación ambiental. Esta situación es el resultado de múltiples factores: el vertimiento ilegal de lixiviados y aguas servidas, el uso desmedido de agroquímicos, la deforestación masiva, la planificación territorial inadecuada y la extracción ilegal de agua cruda para actividades agrícolas e industriales.
Durante el taller, Betzabé Atencio, de la Dirección de Seguridad Hídrica de Miambiente, describió la crítica situación que enfrenta la región: deforestación en áreas esenciales para la recarga hídrica, expansión desordenada de actividades humanas, uso intensivo de productos químicos, proliferación de vertederos ilegales y una débil gobernanza ambiental que dificulta la implementación de políticas efectivas.
En mayo de 2025, estos factores detonaron una alerta sanitaria tras detectarse contaminación en los puntos de captación de las plantas potabilizadoras, lo que obligó al cese temporal del suministro de agua potable en varias comunidades de Azuero.
Es importante destacar que, a la fecha, el agua producida por las principales plantas potabilizadoras de la región no cumple con los estándares de calidad para consumo humano, generando una creciente preocupación en la población.
Betzabé Atencio, de la Dirección de Seguridad Hídrica de Miambiente
La región de Azuero enfrenta una tormenta ambiental perfecta: deforestación, químicos, vertederos ilegales y una débil gobernanza que impide actuar"
Para enfrentar esta crisis, el director del Idaan, Rutilio Villarreal, enfatizó la necesidad de fortalecer el monitoreo continuo del agua y aplicar estrategias de control a mediano y largo plazo. Entre las acciones propuestas destacan el modelaje matemático para delimitar las áreas contaminadas y la ubicación estratégica de puntos de control que permitan detectar y mitigar los niveles de contaminantes de forma más eficiente.
Asimismo, las mesas de trabajo identificaron soluciones basadas en la naturaleza, como la instalación de humedales artificiales que ayuden a filtrar contaminantes, y el uso de normativas legales vigentes, incluyendo la norma DGNT-COPANIT 24-99 sobre reúso de aguas, además de leyes relacionadas con el manejo de residuos orgánicos y energías limpias.
Entre las iniciativas concretas que se plantearon está la creación de una granja modelo que aplicará buenas prácticas en el manejo de aguas residuales, control de plagas, seguimiento a la cría de cerdos y reducción del impacto ambiental agrícola. Estas prácticas buscan mitigar la contaminación y promover un desarrollo sostenible en la región.
Para combatir la erosión y la pérdida de suelos, se recomendó reforestar con especies de rápido crecimiento y bambú, ideales para proteger las riberas del río, reducir la sedimentación y recuperar áreas degradadas. También se sugirió la construcción de diques, taludes y gaviones para el control físico de sedimentos, buscando preservar la calidad del agua y el equilibrio ecológico.
Finalmente, Senacyt anunció que está preparando una bibliografía técnica y científica sobre la cuenca del río La Villa, que incluirá estudios sobre calidad del agua, suelos, acuíferos, geología, producción agropecuaria y biodiversidad. Este compendio servirá de base para diseñar un plan de recuperación integral, destinado a restaurar y proteger este vital ecosistema para las generaciones presentes y futuras.
La crisis ambiental y sanitaria que enfrenta la cuenca del río La Villa no solo amenaza los recursos naturales de la región, sino que pone en riesgo directo la salud y el bienestar de sus habitantes, especialmente de los más vulnerables, como los recién nacidos.

Los estudios científicos y los diagnósticos presentados evidencian la urgente necesidad de acciones coordinadas, rigurosas y sostenibles para revertir décadas de daño ambiental y garantizar un futuro saludable para la península de Azuero.
La colaboración entre instituciones, comunidades y autoridades será clave para lograr la restauración de este ecosistema vital y proteger la salud pública a largo plazo.

