El Ministerio de Desarrollo Social (Mides) advirtió sobre un preocupante incremento en las denuncias por maltrato hacia personas mayores en el país, un fenómeno que −según la entidad− refleja vulneraciones constantes a los derechos de esta población y exige una respuesta más firme de toda la sociedad.
De enero a octubre de 2025, el Centro de Orientación y Atención Integral (COAI) recibió 367 denuncias de maltrato. A estas se suman 627 reportes canalizados entre enero y noviembre a través de la Línea 311, así como 646 denuncias adicionales registradas en el sistema de chat del Mides durante el mismo periodo.
En total, la institución ha gestionado 1,640 denuncias a nivel nacional, una cifra que, según autoridades de la entidad, revela la magnitud de los abusos que sufren las personas mayores, desde agresiones físicas y psicológicas hasta abandono y negligencia familiar.

Las denuncias que podrían constituir delitos contra el orden jurídico familiar y el estado civil son remitidas al Ministerio Público, que debe adelantar las investigaciones correspondientes, conforme a los procedimientos establecidos en la Ley 38 de 2000.
Además del llamado de alerta, el Mides recordó que mantiene programas destinados a la protección de este grupo vulnerable. El programa 120 a los 65 ofrece apoyo económico a 117,111 beneficiarios en condiciones de pobreza, mientras que la Coordinación Nacional de Adulto Mayor supervisa 82 centros de atención integral, donde se atienden a más de 1,900 personas mayores.
El país cuenta actualmente con 563,641 personas mayores de 60 años, lo que equivale al 13.9% de la población, según cifras oficiales.
Recientemente se hizo público el caso de una adulta mayor de 87 años, residente de Mariato, en Veraguas, que fue víctima de una agresión física que la llevó al hospital con severas heridas internas. Esta agresión supuestamente fue cometida por su sobrino, quien habría estado bajo los efectos del alcohol.
Ante este panorama, la entidad insistió en que la denuncia es una herramienta clave, pero también subrayó que la prevención debe sentirse en los hogares y comunidades, donde con frecuencia se registran los primeros signos de abuso.


