Cada año, cerca de 400 médicos egresan en Panamá, pero el sistema de internado solo puede absorber alrededor de 300 plazas, generando un cuello de botella que afecta la formación práctica de los nuevos profesionales, reconocen el ministro de Salud, Fernando Boyd Galindo, y el viceministro Manuel Zambrano Chang.
El internado médico, obligatorio para obtener la idoneidad profesional, se realiza en dos etapas: el primer año en la ciudad de Panamá y el segundo en el interior del país. Esta práctica permite a los médicos adquirir experiencia en hospitales públicos de la Caja de Seguro Social (CSS) y del Ministerio de Salud bajo supervisión directa.
Un reciente artículo de la Revista Médica de Panamá destaca que Panamá es el único país de Latinoamérica con un internado de dos años, pagado como si los estudiantes fueran empleados públicos y sin participación directa de las universidades formadoras.
Según el análisis del doctor Paulino Vigil De Gracia, jefe del departamento Nacional de Docencia e Investigación de la CSS, mientras la mayoría de países latinoamericanos mantiene internados de un año bajo responsabilidad universitaria y con becas simbólicas, los internos panameños reciben un salario mensual que supera los 2 mil dólares, incluyendo pagos por turnos, siendo los mejor remunerados de la región.
Por su parte, el exdecano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, Enrique Mendoza, señaló que el sistema está legalmente establecido desde 2003: los médicos internos y residentes son funcionarios públicos y cuentan con un Programa Nacional de Docencia del Internado aprobado por el Consejo Técnico de Salud, revisado en 2018 para garantizar la formación adecuada.

Mendoza destacó que Panamá también cuenta con más de 70 programas de maestrías y doctorados para especializaciones médicas, lo que ha permitido formar a todos los médicos generales y al 90% de los especialistas que atienden a la población.
Aunque el sistema ha tenido éxito, Mendoza reconoce fallas y vacíos que deben corregirse, abriendo la puerta a un posible debate sobre el internado médico en el país.
La crisis actual no refleja un problema del internado en sí, sino el resultado de la comercialización de la educación médica de pregrado, que genera más egresados de los que el sistema puede recibir. Además, enfatizó que la salud de un país depende de múltiples factores, principalmente de la pobreza y la desigualdad socioeconómica.
⚖️ “No habrá más influencias para asignar plazas de especialistas. Veraguas tendrá los profesionales que necesita”, afirmó Mulino.https://t.co/rLx5Yn2AoO pic.twitter.com/BAfISl8JGo
— La Prensa Panamá (@prensacom) October 23, 2025
El especialista subraya la necesidad de reformar el internado médico para adaptarlo a los desafíos de la Medicina del siglo XXI y los avances de la Cuarta Revolución Industrial.
“Formar un médico general y un especialista es un proceso continuo desde el pregrado hasta la educación médica continua. La solución al déficit de plazas requiere planificación estratégica y asignación de recursos para garantizar que los médicos puedan desarrollarse plenamente sin comprometer la calidad de la atención en Panamá”, concluyó Mendoza.

