El sueño americano se apaga en calles, terminales y albergues de Panamá

El sueño americano se apaga en calles, terminales y albergues de Panamá
En la terminal de transporte de Albrook, corregimiento de Ancón, hay unos 100 migrantes que pernoctan en el lugar. Gabriel Rodríguez


El sol calcinante de medio día irradia sobre el albergue habilitado para migrantes en el corregimiento de Curundú, un refugio improvisado en la ciudad de Panamá, luego que Estados Unidos y México implementaron medidas conjuntas para reducir la cantidad de caminantes que llegan a sus fronteras.

Allí estaba Rogelio, un venezolano de 21 años de edad, quien en su travesía cruzó el tapón de Darién y llegó hasta México, pero se devolvió a Panamá tras conocer que todo venezolano que entre a Estados Unidos, habiendo cruzado de manera irregular la frontera de México, será expulsado a territorio mexicano.

Rogelio intenta ahora conseguir un vuelo a su país.

“En Venezuela, lavaba automóviles, pero no gana mucho dinero. Mi esperanza era llegar a Estados Unidos, pero ya todos sabemos lo que sucedió”, narró.

En la galera que funciona como albergue y que está a un costado de las instalaciones de la Facultad de Administración Pública de la Universidad de Panamá, no sopla la brisa. Rogelio suda y señala que su objetivo es salir en un vuelo lo más pronto del refugio, ya que ahora convive en hacinamiento.

“A Panamá no le podemos pedir más, ya que son el único país de la región que nos ha brindado un refugio digno, pero le suplicamos que agilicen los vuelos para irnos”, solicitó.

A diferencia de Rogelio, su compatriota Carlos pernocta en los alrededores de la terminal de Albrook, en Ancón. No quiere regresar a Venezuela, porque “no hay futuro”.

“No hay nada que hacer allá. Acá me la jugaré a ver hasta cuándo puedo permanecer”, comentó Carlos, mientras el estruendoso ruido de la terminal de transporte se impone en todo el lugar.

Rogelio y Carlos son el rostro de la actual crisis migratoria que se reporta en la región, de la cual no escapa Panamá. De momento, hay tres escenarios: aquellos que retornan a Panamá de otros países de Centroamérica en busca de un pasaje aéreo aquí; los casi 500 que están en el albergue en Curundú, y aquellos que siguen ingresando irregularmente, por la provincia de Darién.

Las estadísticas

El Servicio Nacional de Migración informó ayer viernes que en los últimos días se ha registrado una “significativa disminución” de migrantes irregulares, principalmente venezolanos, que ingresan por Darién.

Según los datos divulgados por la autoridad migratoria, 477 viajeros irregulares procedentes de Colombia llegaron el pasado jueves a los centros de recepción de migrantes instalados en Darién. De esa cantidad, 54 son venezolanos.

Hace 15 días, el número de migrantes que ingresaban por esa zona selvática oscilaba entre 2,400 a 3,000 diarios, lo que generó el hacinamiento en varias estaciones receptoras de migrantes como San Vicente y Lajas Blancas, en la comunidad darienita de Metetí.

El Servicio Nacional de Migración confirmó 208,866 migrantes irregulares han ingresado al país en lo que va de este año, tras cruzar la selva de Darién. De esta cifra, 148,052 son de nacionalidad venezolana.

Las cifras reflejan que en 27 días de octubre se contabilizan 57,304 personas que ingresaron al país de forma irregular desde Colombia; de esa cantidad, 40,360 son venezolanos.

De forma general, en las cuatro estaciones de recepción de migrantes hay 1,634 personas actualmente: 1,123 son hombres, 230 mujeres, 149 niños y 132 niñas.

La disminución de migrantes irregulares por Darién empezó desde que Estados Unidos anunció que los ciudadanos venezolanos que ingresen a México o Panamá de forma irregular no podrían entrar a suelo estadounidense.

La crisis

Actualmente, entidades como el Ministerio de Salud (Minsa) llevan a cabo giras e inspecciones en las áreas donde se concentra la mayor cantidad de migrantes en el país. Por ejemplo, la viceministra de Salud, Ivette Berrío, llevo a cabo un recorrido esta semana, junto a la Organización Internacional de Migrantes, en Lajas Blancas de Darién.

Berrío indicó que es “muy complejo” atender este flujo de personas, ya que ahora los migrantes están regresando de Centroamérica.

Igualmente, expresó que el Minsa mantiene en la primera comunidad receptora en Darién, Canaán Membrillo, un puesto de atención, con equipo de médicos y enfermeras, quienes evalúan la condición sanitaria de todas las personas que salen de la selva del Darién.

El Minsa también tiene presencia en el albergue de Curundú y Chiriquí, donde está la estación receptora de Los Planes en Gualaca.

A pesar que la cifra de migrantes bajó, el drama se mantiene en varios puntos del país. El ministro de Seguridad, Juan Manuel Pino, informó que ayer viernes despegaron dos vuelos humanitarios y que Panamá sigue siendo un país de tránsito para esta población.

“El único país que recibe con un plato de comida al migrante es Panamá”, manifestó Pino.

De eso también dieron cuenta Carlos y Rogelio, los dos migrantes cuya esperanza se esfumó cuando Estados Unidos estableció nuevas y estrictas medidas de control migratorio. Allí murió su sueño americano.



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