Los primeros resultados de la encuesta aplicada por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) a 6,464 personas revelan una actitud mayoritariamente positiva hacia la inteligencia artificial (IA) entre los panameños.
De acuerdo con los datos, casi 7 de cada 10 encuestados (69.4%) manifestaron una percepción favorable hacia la implementación de esta tecnología, mientras que el 30.6% restante se mostró neutral o con reservas.
Las áreas donde los ciudadanos perciben mayores oportunidades de aplicación son la salud, la educación y la productividad, sectores en los que la IA podría mejorar la calidad de los servicios, optimizar procesos y ampliar el acceso al conocimiento. Además, una amplia mayoría expresó interés en aprender más sobre la IA, sus beneficios y sus posibles usos en la vida cotidiana, lo que refleja una creciente apertura hacia la innovación tecnológica en el país.
Estos hallazgos forman parte del proceso de elaboración de la primera Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial, una iniciativa liderada por la Senacyt en colaboración con el Instituto de Tecnología de Georgia (Georgia Tech).

El objetivo de este proyecto es alinear las prioridades nacionales con las oportunidades que ofrece la IA, promoviendo el desarrollo del talento humano, la investigación científica y la adopción tecnológica en sectores estratégicos para Panamá.
Según la Senacyt, la inteligencia artificial se ha consolidado como una de las tecnologías más influyentes de la historia moderna, con presencia en múltiples ámbitos de la vida cotidiana: desde los asistentes digitales y los motores de búsqueda, hasta la detección de fraudes, la gestión del transporte inteligente y la personalización de la educación. Sin embargo, este avance también plantea retos éticos, sociales y económicos que requieren una planificación responsable y una visión a largo plazo.

Una estrategia nacional para el futuro
En este contexto, la estrategia panameña busca definir una hoja de ruta clara que oriente el desarrollo y la adopción de la IA de manera ética, sostenible e inclusiva, aprovechando su potencial para impulsar el desarrollo nacional y fortalecer la competitividad del país.
El proceso de formulación de la estrategia comprende tres fases principales: la evaluación del ecosistema, la formulación estratégica y la implementación, cada una acompañada de validaciones técnicas y multisectoriales antes de su aprobación final por el Consejo de Gabinete. Este enfoque participativo permitirá incorporar las perspectivas del gobierno, la academia, la industria y la sociedad civil, garantizando que la estrategia responda a las necesidades reales del país.
Entre los pilares estratégicos identificados por la Senacyt destacan la formación, el acceso, las oportunidades y el desarrollo social, junto con aspectos éticos vinculados con la privacidad, la gobernanza, la transparencia y la democracia.
Eduardo Ortega Barría, Senacyt
La inteligencia artificial tiene el potencial de transformar nuestra economía y sociedad, pero requiere planificación, talento y visión país; Panamá debe estar preparada para aprovechar estas tecnologías de manera ética, inclusiva y sostenible.
La estrategia también contempla el fortalecimiento de capacidades nacionales, la creación de alianzas internacionales y el posicionamiento de Panamá como líder regional en la aplicación responsable de la IA en sectores como la salud, la logística, las finanzas, la energía, la agricultura y la ciberseguridad.
No obstante, la institución reconoce que el proceso enfrenta tres desafíos críticos: la escasez de capital humano especializado, la disponibilidad y aprovechamiento de datos y la capacidad energética necesaria para el procesamiento de grandes volúmenes de información. Estas limitaciones, advierte la Senacyt, dificultan la adopción eficiente de tecnologías avanzadas y requieren acciones coordinadas entre el sector público, la academia y la empresa privada.
A pesar de estos retos, la institución considera que Panamá posee un amplio potencial para el desarrollo de proyectos basados en inteligencia artificial, especialmente en áreas donde ya cuenta con ventajas competitivas y fuentes de datos relevantes.
En el sector salud, por ejemplo, la IA puede apoyar la investigación biomédica y el análisis predictivo de enfermedades; en logística, contribuir a optimizar las cadenas de suministro y mejorar la eficiencia del transporte; y en energía, facilitar el uso inteligente de los recursos y promover la sostenibilidad ambiental.
La ciberseguridad también ocupa un lugar prioritario dentro de la estrategia, en respuesta al acelerado crecimiento de los servicios digitales y la necesidad de proteger las infraestructuras críticas, la información gubernamental y los datos personales de los ciudadanos. La SENACYT subraya que Panamá, por su condición de economía de servicios y centro logístico internacional, debe fortalecer sus capacidades en esta materia para garantizar un entorno digital confiable y seguro.
En los próximos meses, Georgia Tech presentará una propuesta estratégica que será revisada por un grupo de expertos nacionales y posteriormente validada por representantes de distintos sectores. Una vez concluido este proceso, la estrategia será sometida a una comisión especializada antes de su presentación al Consejo de Gabinete para su aprobación final.
“La inteligencia artificial tiene el potencial de transformar nuestra economía y sociedad, pero requiere planificación, talento y visión país”, destacó el secretario nacional de la Senacyt Eduardo Ortega Barría, quien lidera el proceso. “Panamá debe estar preparada para aprovechar estas tecnologías de manera ética, inclusiva y sostenible”.
Ortega Barría añadió que “la inteligencia artificial ha sido identificada por la Senacyt como una tecnología crítica y emergente que requiere una acción prioritaria para potenciar su impacto en la economía, la innovación y la competitividad del país. Por ello, la Estrategia Nacional de IA que estamos desarrollando prioriza una reflexión amplia y participativa; este es un paso importante para construir una visión consensuada”.
Con esta iniciativa, Panamá da un paso firme hacia la construcción de una política nacional de innovación tecnológica, orientada a fortalecer su competitividad, impulsar la investigación científica y generar nuevas oportunidades de desarrollo para su población en la era digital.



