Durante la semana epidemiológica 48 (del 23 al 29 de noviembre), no se registraron defunciones por influenza, por lo que el acumulado anual se mantiene en 97 fallecimientos, de acuerdo con los datos más recientes proporcionados por el departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa).
Del total de muertes por influenza reportadas este año, el 86.6% (84 personas) no estaba vacunado contra la influenza, lo que subraya la importancia de la vacunación como medida principal de prevención, especialmente en personas vulnerables.
Asimismo, el 91.2% (89 defunciones) presentaba al menos un factor de riesgo, entre los cuales se incluyen:
Edad avanzada
Enfermedades metabólicas
Padecimientos cardiovasculares
Inmunosupresión
Enfermedades neurológicas
Enfermedad respiratoria crónica
El informe también destaca una defunción en un adulto joven con antecedente de vapeo, identificado como factor de riesgo.
Las autoridades sanitarias reiteran el llamado a vacunarse contra la influenza y a reforzar las medidas de prevención, especialmente en personas con enfermedades crónicas o condiciones de riesgo.
El llamado del Minsa a la vacunación en este momento toma más relevancia con la aparición y rápida propagación del virus de la influenza A(H3N2), subclado K, el cual ha encendido las alertas de la comunidad científica internacional y de las autoridades de salud pública, al coincidir con un aumento sostenido de los casos respiratorios y una posible disminución en la efectividad de las vacunas diseñadas para la temporada actual.

Así lo advierte el artículo “Influenza A(H3N2) Subclade K Virus: Threat and Response”, publicado el 18 de diciembre de 2025 en la revista científica JAMA, firmado por la viróloga Maria Zambon, de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, y el infectólogo Frederick G. Hayden, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia. El análisis describe la emergencia de una nueva variante antigénica con mayor capacidad de transmisión y un potencial impacto en la carga de enfermedad, especialmente en niños y adultos mayores.
El virus de la influenza A(H3N2), que circula en humanos desde la pandemia de 1968, se caracteriza por su alta tasa de evolución genética. Esta capacidad de cambio le permite evadir, en cierta medida, la inmunidad adquirida tras infecciones previas o mediante la vacunación.

