El proyecto de ley que busca hacer obligatorio el preescolar para niños de cuatro y cinco años, presentado en la Asamblea Nacional, enfrenta importantes desafíos de infraestructura, personal y planificación.
El proyecto, presentado por el diputado independiente de Vamos, Jorge Bloise, modifica artículos de la Ley 47 de septiembre de 1947, Orgánica de Educación, con el objetivo de que el Estado garantice el acceso a la educación preescolar en todo el país para los menores de cuatro y cinco años.
Actualmente, la iniciativa fue aprobada en primer debate y espera su discusión en segundo debate en el pleno de la Asamblea Nacional.

Para Zoraida Yánguez, directora de Educación Inicial del Ministerio de Educación (Meduca), el preescolar ya forma parte de la educación básica general y por ende es gratuita y obligatoria en el sistema oficial. No obstante, garantizar su cobertura a nivel nacional requerirá un esfuerzo interinstitucional.
Actualmente hay más de 3,278 docentes de preescolar a nivel nacional y más de 91,000 niños de cuatro y cinco años que asisten a las aulas en modalidades formales y no formales. Sin embargo, de aprobarse la ley, será necesario contratar más personal y ampliar la infraestructura, lo que implica un proceso de planificación y asignación presupuestaria.
“Necesitamos construir más aulas, nombrar más docentes y, en algunos casos, buscar terrenos disponibles para nuevas instalaciones, especialmente en áreas como Panamá Centro, donde las escuelas ya no tienen espacio para crecer”, señaló la especialista en educación inicial.
Otro reto es la concienciación de los padres de familia. Aunque el Meduca considera que la asistencia al preescolar es obligatoria, la normativa actual deja la decisión en manos de los padres.
“Debemos educar a las familias sobre la importancia de esta etapa, que es fundamental para el desarrollo posterior de los niños. No es solo una obligación, es un derecho”, recalcó Yánguez.
El Meduca enfatizó que la discusión legislativa debe ir acompañada de un estudio técnico que garantice espacios adecuados, personal suficiente y recursos para ofrecer educación preescolar de calidad en todo el país.
Las declaraciones de la directora de Educación Inicial se dieron en el marco del Congreso “Desafíos y Oportunidades de la Educación Inicial: Una Perspectiva desde la Neurociencia”, dirigido a docentes de educación inicial de las 16 regiones educativas del país.

Neurociencia aplicada a la educación
En el congreso, que se desarrolla del 15 al 17 de septiembre, participan más de 250 docentes, promoviendo el desarrollo profesional continuo en esta etapa formativa.
La especialista explicó que la finalidad del congreso es mostrar cómo la evidencia científica de la neurociencia puede aportar a la pedagogía.
“Para enseñar a un niño, es fundamental conocer cómo aprende su cerebro. Los temas abordados permiten que las docentes desarrollen mejores estrategias y cuenten con más herramientas para mejorar las prácticas pedagógicas en las aulas de preescolar”, indicó.
Uno de los temas tratados es el impacto de las pantallas —celulares, tabletas y televisores— en el desarrollo neurológico de los niños. Por ello es importante que en los primeros años de vida cuando la plasticidad cerebral es extraordinaria; se recomienda priorizar experiencias reales y actividades con material manipulable.
El rol del docente es clave para orientar a las familias y promover el uso responsable de la tecnología. Las luces, sonidos y movimientos de las pantallas son atractivos para niños y adultos, pero su uso debe ser limitado en edades tempranas para no afectar el desarrollo de la corteza prefrontal.
Yánguez resaltó que más del 85% de las docentes son especialistas en educación inicial, lo que garantiza la calidad de los proyectos interdisciplinarios y la organización de ambientes adecuados a cada etapa de desarrollo.
Cabe destacar que la educación inicial en Panamá abarca desde el nacimiento hasta los cinco años, mientras que el preescolar corresponde a los niños de cuatro y cinco años. Sin embargo, se reconoce que existe una deuda con la cobertura educativa de 0 a 3 años (etapa parvularia, en el subsistema no regular).
Ante este reto, el Meduca sostiene que, con el trabajo conjunto de todos los actores del sistema educativo y del país, se podrá ampliar la cobertura y garantizar atención oportuna en estas edades críticas para el desarrollo infantil.
La neuroeducación
Para Heizel Castillo, especialista en educación especial, es fundamental vincular el aprendizaje con experiencias emocionales positivas para potenciar el desarrollo de los niños en la primera infancia.
Castillo explicó que durante los primeros años de vida, el cerebro atraviesa una ventana de neuroplasticidad, en la que se forman millones de conexiones neuronales estrechamente relacionadas con las emociones, convirtiendo la alegría, la seguridad y el bienestar en elementos esenciales para el aprendizaje.
“Cuando un niño experimenta emociones de felicidad, el cerebro libera neurotransmisores que fortalecen su memoria y aprendizaje. Por el contrario, el estrés y el dolor también dejan huellas, pero de manera negativa”, señaló.
La especialista subrayó la necesidad de que los docentes enseñen a los niños a reconocer y gestionar emociones como la alegría, la tristeza o la envidia, para generar aprendizajes significativos.


