En un momento clave para la salud global, Panamá ha sido una de las 124 naciones que respaldaron un acuerdo internacional histórico impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta decisión, tomada durante la 78ª Asamblea Mundial de la Salud celebrada en Ginebra, Suiza, tiene como objetivo fortalecer la preparación, prevención y respuesta frente a futuras pandemias.
Con este paso, el país reafirma su compromiso con el multilateralismo y la cooperación internacional, estrategias clave para construir un sistema de salud global más justo y equitativo.
El acuerdo, que fue aprobado con un sólido respaldo de 124 países, fue el resultado de más de tres años de intensas negociaciones. Estas conversaciones estuvieron marcadas por tensiones geopolíticas, así como debates acerca de la equidad en el acceso a vacunas, tratamientos y diagnósticos.
Sin embargo, el borrador del tratado recibió el visto bueno en abril de 2025, allanando el camino para su adopción definitiva durante la reciente asamblea de la OMS. De los 181 Estados miembros con derecho a voto, 124 votaron a favor del acuerdo, 11 se abstuvieron y 46 países no participaron en la votación.
Panamá estuvo representada por el ministro de Salud, Fernando Boyd Galindo, quien destacó la importancia del multilateralismo y el papel fundamental de la OMS como líder en el ámbito de la salud global.
Durante su intervención, el ministro expresó: “Apoyamos todos los esfuerzos encaminados al fortalecimiento y mejora del desempeño de la OMS, para que podamos enfrentar juntos los desafíos que nos depara el futuro”. Esta postura resalta el compromiso de Panamá con un sistema de salud global inclusivo, basado en la cooperación y el intercambio de conocimiento.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, calificó este acuerdo como una “victoria para la salud pública, la ciencia y la acción multilateral”. Este tratado se centrará en corregir las deficiencias evidenciadas durante la pandemia de covid-19, y busca crear un sistema de respuesta más eficiente y equitativo frente a emergencias sanitarias futuras.

Uno de los pilares más importantes de este acuerdo es la creación del Sistema Multilateral de Acceso a Patógenos y Reparto de Beneficios (PABS, por sus siglas en inglés). Este sistema establece que los países que detecten virus con potencial pandémico deberán compartir información y muestras biológicas, con el compromiso de recibir, a cambio, al menos un 10% de los productos derivados, como vacunas o tratamientos, en forma de donación. Además, se garantizará otro 10% a precios asequibles. La medida busca evitar que las naciones con menos recursos sean las últimas en recibir los productos esenciales para enfrentar pandemias.
Otro aspecto clave del acuerdo es la creación de la Red Global de Logística y Suministros (GSCL Network), destinada a evitar el colapso en la distribución de insumos médicos críticos durante futuras emergencias sanitarias, como ocurrió con la crisis de covid-19. Durante esa crisis, la falta de coordinación global resultó en retrasos y desabastecimiento de suministros médicos esenciales, lo que exacerbó la situación en varios países.
El tratado también aborda la necesidad urgente de establecer condiciones claras sobre el uso de fondos públicos en investigación, incluyendo la accesibilidad a los productos desarrollados. Se promoverá el intercambio de tecnologías y la concesión de licencias para que los países puedan producir a gran escala vacunas, tratamientos y diagnósticos, lo que contribuirá a mejorar la capacidad de respuesta a nivel global.
El ministro Boyd Galindo subrayó la importancia de un enfoque integral en las políticas sanitarias, que considere no solo los intereses nacionales, sino también el bienestar de la comunidad global. En su intervención, señaló que “El abordaje de los problemas que impactan la salud global solo es posible si propiciamos debates centrados en las personas, su bienestar y calidad de vida, bajo el enfoque de Una Sola Salud”. Esta visión integral es esencial para promover políticas de salud que sean inclusivas, equitativas y basadas en la evidencia científica.

En relación con los desafíos financieros que enfrenta la OMS, el ministro resaltó que la financiación sostenible de la organización es esencial para garantizar su eficacia. En este sentido, hizo un llamado a la transparencia y eficiencia en el uso de los recursos destinados a la lucha contra las pandemias. “Es fundamental avanzar hacia una planificación basada en la equidad y en la eficiencia del uso de los recursos, donde la transparencia sea la esencia de nuestras decisiones”, indicó Boyd Galindo.
No obstante, el camino hacia la implementación del tratado no ha estado exento de obstáculos. Una de las principales dificultades ha sido la desinformación que ha circulado en torno al contenido del acuerdo. En especial, en las redes sociales y ciertos sectores políticos se han difundido falsos rumores que aseguran que el tratado otorgaría a la OMS el poder de imponer confinamientos, obligar a los países a vacunar a sus poblaciones o controlar directamente sus sistemas de salud.
Sin embargo, el acuerdo no socava la soberanía nacional de los países. Los Estados miembros seguirán teniendo la última palabra sobre las medidas que adopten, y el tratado no impone obligaciones que infrinjan sus derechos soberanos.
Finalmente, el tratado entrará en vigor 30 días después de que 60 países hayan depositado sus instrumentos de ratificación ante el secretario general de la OMS. Además, para que sea totalmente eficaz, será necesario negociar un anexo sobre el acceso a patógenos y reparto de beneficios, cuya discusión se prevé para 2026.
Con este respaldo a la iniciativa de la OMS, Panamá reitera su compromiso con la cooperación internacional y la ciencia como herramientas fundamentales para enfrentar los desafíos globales. En un contexto de creciente incertidumbre sanitaria, el país se mantiene firme en su propósito de contribuir a la construcción de un sistema de salud más justo, equitativo y sostenible para las futuras generaciones.


