¿Por qué no termina el calvario por la falta de agua en Tocumen y comunidades vecinas?

¿Por qué no termina el calvario por la falta de agua en Tocumen y comunidades vecinas?
EL Idaan envió carros cisternas para las comunidades del corregimiento de Tocumen, que se mantienen sin agua desde hace varios días.Cortesía

El agua vuelve a faltar en Tocumen. Esta vez, el motivo fue un corte programado para realizar trabajos de modernización en la planta potabilizadora Federico Guardia Conte, ubicada en Chilibre. Sin embargo, el impacto que dejó al descubierto esta interrupción no es nuevo ni aislado.

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Detrás de cada corte programado por el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan) hay una estructura que ya no da más: una red sobrecargada, una infraestructura obsoleta que lucha por mantenerse operativa mientras la demanda de agua supera con creces la capacidad del sistema.

Es un sistema al borde del colapso, cuya fragilidad se refleja cada vez que el agua deja de fluir en las comunidades.

La situación de falta de agua potable en varias comunidades del corregimiento de Tocumen, así como en Pacora, al este de la provincia de Panamá, es un problema de años, que no se ha resuelto.

La distribución de agua con tanques cisterna y la compra de tanques a $7.00 en el mercado privado han sido respuestas paliativas a esta crisis que, según diputados y autoridades locales, no ha sido abordada efectivamente por el Idaan.

Sectores como La Siesta, Buena Vista, Parque de Santa Lucía, Santa Fe, Santa Lucía, Reserva Santa Fe, Villa Luchín, Cabuya, entre muchos otros, se ven afectados por la falta de agua potable.

Este fin de semana, y por quinta vez en el año, el Idaan realizó mantenimiento a la planta, instalando nuevas válvulas, rejillas y compuertas, además del cambio de un interruptor trifásico de un tablero eléctrico de 480 voltios, la limpieza de los motores que activan las bombas, entre otras labores.

Sin embargo, cada vez que esto ocurre, los efectos se sienten como una réplica sísmica: fallas en la presión, roturas en las tuberías y zonas donde el agua no llega, aunque la planta ya esté funcionando al 100%.

En Tocumen, la situación es especialmente crítica. La planta potabilizadora de Chilibre abastece de agua a zonas desde Pedregal hasta La Siesta de Tocumen, siendo este el último corregimiento en recibir el suministro.

¿Por qué no termina el calvario por la falta de agua en Tocumen y comunidades vecinas?
La situación de falta de agua potable en varias comunidades del corregimiento de Tocumen, así como en Pacora, en el sector de Panamá este, es un problema de años que no se resuelve. Cortesía

Aunque los trabajos de mejora y modernización en la planta Federico Guardia Conte comenzaron el sábado 12 y concluyeron el domingo 13 de julio, en varios puntos de Tocumen el agua nunca llegó.

En la barriada Buenavista llevan cinco días sin agua desde que se cortó el suministro el pasado sábado 12 de julio.

Los trabajos de modernización de la planta de Chilibre se han convertido en un martirio para miles de ciudadanos, debido a la mala planificación del Idaan, según denunció Leticia Mendoza, residente de este sector, quien expresó estar agotada de llegar del trabajo y no encontrar agua en el grifo.

A esta situación se suman roturas frecuentes, como las ocurridas en Versalles y Concepción durante el fin de semana, y la falta de camiones cisterna tras la expiración del contrato nacional en abril, lo que ha limitado la entrega de agua a comunidades priorizadas.

El problema de fondo no está solo en la planta, sino también en la red. El sistema de acueducto de la capital ha crecido a punta de empates, extensiones improvisadas y proyectos concebidos para una ciudad mucho más pequeña que la actual.

La planta de Chilibre, que alguna vez fue suficiente, ahora intenta abastecer a una ciudad que se ha multiplicado, tanto en barrios formales como en asentamientos informales.

A esto se suma un comportamiento que las autoridades no han logrado controlar: cuando regresa el suministro, los edificios llenan sus tanques al máximo y los usuarios acumulan agua sin medida.

El resultado es una caída generalizada en la presión, que impide que el agua llegue a los puntos más altos o más distantes.

Por ello, muchos usuarios, aunque el servicio se haya restablecido oficialmente, reportan días enteros sin una sola gota, especialmente en zonas elevadas como San Miguelito y Betania, y en las más alejadas como Tocumen.

Otro problema reportado por el Idaan es que, ante la desesperación, residentes manipulan las válvulas del sistema sin conocimiento técnico, afectando el suministro en otras zonas. Se han detectado casos en los que vecinos cerraron válvulas sin saber que con ello impedían la circulación del agua, generando más interrupciones.

En los asentamientos informales, la situación es aún más compleja.

La falta de títulos de propiedad impide al Estado realizar inversiones en redes formales de distribución, dejando a muchas comunidades completamente fuera del sistema.

En Pacora, la situación es similar a la que viven los moradores de Tocumen. La planta potabilizadora Centenario, que abastece principalmente a las comunidades de Pacora, la barriada 24 de Diciembre, Nueva Esperanza y Felipillo, presenta constantes problemas.

Desde la Región Metropolitana del Idaan explicaron que la planta Centenario enfrenta serias dificultades para su funcionamiento, que han estado resolviendo mediante mantenimientos preventivos y reparaciones de urgencia. La potabilizadora ha tenido daños en sus dos bombas, lo que ha dejado fuera de operación el sistema y sin agua a cientos de viviendas.

Esta planta, que tiene 21 años de funcionamiento, requiere la compra de nuevas bombas. Estas están siendo tramitadas mediante una licitación de emergencia, y debido a sus especificaciones técnicas, deben ser fabricadas a la medida y necesidades del sistema.

Cada vez que las bombas fallan, comunidades como San Francisco, San Diego, Paso Blanco, Condado Real, Montemadero, Viñedo y La Floresta se quedan sin acceso a agua potable.

El panorama general evidencia un sistema al límite: los mantenimientos son insuficientes, las cisternas solo cubren emergencias y no existe una estrategia sostenible ante el crecimiento urbano acelerado.

La llamada “anarquía del agua” refleja el colapso de una red obsoleta frente a una ciudad que no deja de crecer.


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