Cada 15 de agosto celebramos un hito que nos hace mirar en tres direcciones: hacia el pasado para conocernos mejor, al presente para reconocer las oportunidades y hacia el futuro para visualizar las posibilidades que se extienden ante nosotros.
El Canal de Panamá abrió sus esclusas al mundo hace 110 años, marcando un momento crucial en la historia de nuestra nación y estableciendo una ruta marítima entre los océanos Atlántico y Pacífico. A lo largo de su existencia, esta ruta ha sido testigo de transformaciones profundas y desafíos superados, convirtiéndose en un símbolo de la capacidad humana para lograr lo aparentemente imposible.
El Canal del pasado
Luego de enfrentarse a las condiciones climáticas del trópico, las enfermedades y muchos otros retos, a las 5:00 p.m., del día 15 de agosto de 1914, se completó el tránsito del vapor Ancón. A partir de ese instante, la ruta por Panamá inició un ascenso en su posicionamiento como ruta marítima, pero que crecía a la par de un sentimiento nacionalista panameño, que, tras décadas de revisionismo, alcanzaría la firma de los Tratados Torrijos Carter, en 1977, para lograr la reversión del Canal de Panamá a manos panameñas, lo que representó una victoria para el espíritu de la nación y el camino hacia la plena soberanía.
Esta epopeya sociopolítica dejó efectos en lo íntimo de los hogares istmeños, las historias de bisabuelos y abuelos que sobrevivieron aquellos días son parte de las narrativas personales. Las intensas migraciones provocadas por la construcción enriquecieron el tejido comunitario, haciendo de esta tierra un lugar privilegiado por la diversidad cultural y humana que se desarrollaron a la par de las actividades del Canal y que aún se mantienen.

Pero en todo este recorrido, las expectativas de Panamá no hicieron más que crecer. El 26 de junio de 2016 se concretó la siguiente parte de este sueño panameño: la ampliación del Canal de Panamá, que quedó plasmado para la historia el tránsito inaugural del buque portacontenedores Cosco Shipping Panama por las esclusas de Agua Clara y Cocolí, el cual marcó un antes y un después el movimiento de carga en el mundo. La ampliación se convirtió en su mayor proyecto de construcción desde 1914, permitiendo a la vía interoceánica ofrecer a las navieras mayores opciones de transporte, confiabilidad y rentabilidad en la cadena mundial de suministros.
Mirar hacia el pasado de la vía interoceánica brinda a Panamá un sentido de fortaleza más allá de su extensión geográfica y la compromete a convertir su ventaja geográfica en una oportunidad de desarrollo.
Presente
Entre 13,000 y 14,000 buques de todas partes del mundo transitan diariamente por el Canal de Panamá cada año, sirviendo a más de 180 rutas marítimas, conectando 170 países y llegando a, aproximadamente, 1,920 puertos del mundo. Aportándole al mundo la confiabilidad de 110 años de operaciones, la experiencia de más de 8000 trabajadores altamente calificados para sus funciones y un estricto plan de mantenimiento para garantizar la operatividad y funcionamiento de equipos e instalaciones al servicio de los usuarios.
El canal de Panamá representa también una pieza clave de la economía panameña, siendo el artífice de actividades conexas en las industrias marítimas, portuarias, logísticas e incluso de turismo y comercio. En la actualidad, los aportes directos, indirectos e inducidos del Canal de Panamá representan el 7.7% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y el 23.6% de los ingresos totales del Gobierno Central.
Pero el Canal del presente exige de la población una conciencia ambiental renovada. La vía interoceánica destina importantes inversiones en la protección de la cubierta boscosa de su cuenca hidrográfica y en el desarrollo sostenible de las comunidades que allí viven, porque justamente son los recursos naturales los que permiten el funcionamiento, operación y competitividad de la estructura del Canal, por lo que invertir en la protección del agua, el consumo responsable y la preservación de los espacios naturales, resulta imprescindible.

La ruta existe por la abundancia de lluvia y biodiversidad; sin embargo, los retos actuales requieren cambios para que esta perdure en el futuro. El Canal de Panamá continúa aportando a la cultura nacional con una conciencia de sostenibilidad y conservación a través de programas propios y estrategias interinstitucionales.
A largo plazo, la perspectiva obtenida del seguimiento científico de la región canalera ha puesto en evidencia un cambio climático que va en aumento. Sin esta mirada, sería imposible resolver los desafíos tecnológicos que estos cambios imponen no solo al Canal, sino a la nación misma.
Este presente se sostiene gracias al trabajo y dedicación de más de 8,000 colaboradores del Canal que administran, preservan, y operan el Canal de forma responsable, competitiva y sostenible, siendo una referencia mundial de excelencia en servicio y funcionamiento para la industria marítima global.
Futuro
Al reflexionar sobre el futuro del Canal es esencial reconocer los desafíos que enfrentamos. La gestión sostenible de los recursos hídricos es uno de los aspectos más críticos.
Entre las acciones a gestionar, están la de identificar fuentes alternativas de agua en el resto de las 51 cuencas y lagos existentes en el territorio nacional, y desarrollar proyectos que permitan aumentar la capacidad de almacenamiento para garantizar la disponibilidad de agua para toda la población panameña y asegurar el agua para el Canal y, con ello, su sostenibilidad a largo plazo.
Muchos proyectos y obras podrán seguir marcando la línea del crecimiento del país, pero el elemento conductor seguirá siendo el agua dulce de Panamá, que es la mayor riqueza que podrán heredar las siguientes generaciones para celebrar 100 años más del Canal de Panamá.

















