De acuerdo con los restos arqueológicos más antiguos encontrados sobre la Tierra, se confirma que los homínidos, hace unos 4 millones de años, se alimentaban, entre otras, de carne, por lo que algo le debemos a nuestro desarrollo evolutivo.
Por lo que la proteína animal sin duda colaboró a que nuestra especie desarrollara aún más su cerebro, esto colaboró a una inteligencia suficiente para que avanzáramos más que el resto de las otras especies en este planeta.
Cuando el hombre descubrió el fuego, la carne tomó aún más relevancia por su condición apetitosa y digerible.
Dos casos antiguos
Un ejemplo más cercano en el tiempo.
Una de las recetas más antiguas que se encuentran entre el material de referencia de la cultura medieval en torno a la carne: específicamente, aparece esta receta en Le Ménagier de París, publicado cerca de 1390, señala lo siguiente: “Tomar carne de res buena y joven y sacarle toda la grasa. Cortar la carne magra en trozos y hervir y luego llevar al maestro pastelero para que lo pique y lo engorde a punta de tuétano”.
Otra ancestral receta que tiene como protagonista a la carne de res, se encontró en un libro de recetas compilado por los cocineros del rey Ricardo II de Inglaterra (1367-1400), para dar a conocer más detalles sobre el tipo de platos que se cocinaban con frecuencia durante el medioevo entre las clases más exclusivas.
La obra Forme of Cury, que fue escrito alrededor de 1390 en inglés antiguo, incluía más de 200 recetas de platos cocinados en los más suntuosos palacios reales europeos, entre ellos, el blank mang (un plato dulce de carne, leche, azúcar y almendras) y mortrews (carne de cerdo con especias).
El libro fue uno de los 40 manuscritos que fueron fotografiados digitalmente en el año 2009 y fueron publicados de forma gratuita por internet por la Biblioteca John Rylands de la Universidad de Mánchester, entre las que también está una de las primeras ediciones completas de Los Cuentos de Canterbury, de Geoffrey Chaucer.
Tipos
De la fibra y la consistencia gelatinosa de la falda, hasta el morcillo rico en colágeno, la carne de res es de obligada presencia en toda cocina de importancia.
La carne es perfecta y apetitosa para picar en guisos, estofados y rellenos, también vale que esté en cocidos y caldos, así como en sopas, ropa vieja y asados, o bien de la mano de un delicioso emparedado de roast beef con salsa tártara.
O esos plato tan típicos en Panamá, como la empanada de carne, las salchichas, los salchichones, el chorizo y salami.
O sea, la carne es bienvenida de las más diversas maneras, y no conoce clase social o económica. Porque forma parte de nuestra tradición, patrimonio gastronómico y cultura general.
Se trata de recetas sencillas o complejas que se elevan a otro nivel gracias a la creatividad, el ingenio y el elemento sorpresa que cada cocinero aporta.
Es la carne también ideal para ser acompañada con una serie de guarniciones como vegetales, espárragos, papas en varias formas, lo que el comensal prefiera. Así de adaptable es la preciada carne.
