Los grandes ganadores del Súperdomingo político fueron los diputados, otra vez. Las elecciones internas del Partido Revolucionario Democrático (PRD) y del Partido Panameñista dejaron un mensaje más allá de lo que sus dirigencias están dispuestas a admitir: las planillas legislativas y las estructuras territoriales vinculadas a los diputados siguen definiendo el rumbo interno de los partidos tradicionales en Panamá.
La narrativa oficial habló de unidad y renovación, pero los resultados apuntan otra cosa: la consolidación de las fuerzas que controlan, movilizan y administran esos recursos.

En el Partido Panameñista, el actual presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Herrera, quien se quedó con la principal silla de su colectivo, salió a marcar la línea desde los primeros instantes de su triunfo. En su discurso insistió en que el respaldo que recibió “no era de Jorge Herrera ni del 70% que votó a favor, sino de todo ese grupo de trabajo que busca llevar al panameñismo nuevamente al poder en 2029”.

Tal vez, esa frase pretendía disipar temores sobre una conducción dominada por una sola fuerza. En la convención del pasado domingo, además de Herrera, resultaron electos los diputados Ariana Cova y Francisco Panchito Brea, quienes ocuparán la primera y segunda vicepresidencia de la agrupación, respectivamente.
En su discurso, Herrera también quiso mostrar un mando colegiado, aunque llega con una marca inalterable: desde el 1 de julio de este año preside el órgano más político de Panamá y hasta ahora no ha logrado reducir la planilla legislativa que prometió revisar. Hasta octubre pasado, el registro de personal, actualizado en la Contraloría, incluía 4,073 funcionarios cuyos salarios cuestan $7.1 millones por mes y $85 millones por año.

La cantidad de funcionarios, y el poder territorial que representa, le habría dado una ventaja en la contienda interna. Aun así, la plataforma que hoy sostiene su poder no es obra suya. La mayoría de esos nombramientos los hizo Dana Castañeda durante su presidencia de la Asamblea, entre julio de 2024 y junio de este año. Herrera heredó una maquinaria robusta, estructura que le habría ayudado a consolidarse.
Benicio con el control total del PRD
En el PRD, el resultado confirmó que Benicio Robinson conserva el control de la maquinaria que ha cultivado durante más de cuatro décadas. Aunque su cargo (la presidencia) no estuvo en juego. En el directorio del domingo, la agrupación política llenó cinco cargos que quedaron vacantes después de las elecciones del 5 de mayo de 2024. Dos de ellos quedaron en manos de diputados del PRD: Raphael Buchanan y Arquesio Arias.
En abril pasado, Robinson, de acuerdo con información proporcionada por la Contraloría, tenía a 145 personas en las planillas del Legislativo, lo que le cuesta al Estado $261,225 al mes.

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En declaraciones a los periodistas, el diputado bocatoreño respondió a los mensajes enviados por sus críticos, entre ellos su copartidario Pedro Miguel González, exsecretario general del PRD, quien el domingo pretendía recuperar ese puesto, pero no logró derrotar a Balbina Herrera, que en esta oportunidad se alió con Robinson.

“El PRD va a seguir luchando. No es el PRD de Benicio, es el PRD de Panamá. Pedro está mal enfocado”, añadió Robinson. Y defendió el proceso interno: “Toda votación genera división. El que pierde a veces no quiere apoyar al que gana. Pero el país necesita partidos organizados para enfrentar los retos que vienen”.
‘Una caricatura de lo que eran’
El análisis del veterano dirigente experredista Francisco Sánchez Cárdenas confirma la ecuación que sostiene a la cúpula partidaria: planilla en mano, poder asegurado. “Esa es una historia vieja y conocida del gran clientelismo que existe no solo en la planilla, sino en muchas partes del Órgano Ejecutivo”, dijo a este medio.

Los resultados del domingo no le sorprenden porque responden a un sistema que ha sobrevivido a gobiernos “arnulfistas”, y “perredistas”. Sánchez Cárdenas es de la hipótesis que el pasado domingo, los partidos perdieron una oportunidad para recomponer sus estructuras tras años de desgaste: “No hay credibilidad alguna en los partidos políticos ni en los políticos. Esta situación pone en riesgo la democracia”, agregó.
Y recuerda que el PRD y el panameñismo ya no representan sus doctrinas originales: “Hoy día son una caricatura de lo que eran”.
El valor de la participación democrática
Ana Giselle Rosas, exdiputada y secretaria de la mujer de Cambio Democrático, ofrece una mirada más optimista. Valora la participación interna: “Ambos procesos confirman la fortaleza de la institucionalidad partidaria y el valor de la participación democrática”.
Destaca la presencia creciente de mujeres en la organización y supervisión, y reconoce la influencia de las planillas, aunque matiza su peso: “La estructura legislativa influye, pero no define por sí sola el resultado”.
Su advertencia va hacia la credibilidad: “El reto es fortalecer la coherencia y transparencia”.


