Desde el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, el 20 de enero de 2025, Panamá se ha convertido en un punto clave de la política exterior estadounidense. En apenas seis meses, tres de los más altos funcionarios del nuevo gobierno republicano han visitado el país, lo que evidencia un renovado interés estratégico de Washington por la región y, particularmente, por el Canal de Panamá.

La más reciente en arribar fue Kristi Noem, secretaria de Seguridad Interna de Trump, quien este martes 24 de junio se reunió con el presidente José Raúl Mulino y participó en una actividad pública junto al ministro de Seguridad, Frank Ábrego. Su agenda en Panamá giró en torno a los temas de seguridad y migración.

“El acuerdo de repatriación que tenemos con Panamá es increíblemente importante. Quiero que todo el mundo se dé cuenta de que esto puede ser un ejemplo para otros países también. Que lo que está haciendo Panamá aquí, con estos vuelos y al devolver individuos a sus países natales, puede perpetuarse con otros países también”, declaró Noem.
Según datos oficiales, desde el 1 de julio de 2024, fecha en que Mulino asumió el poder y se firmó el acuerdo, se han deportado 2,346 personas. De hecho Noem, junto al ministro Ábrego, presenció la salida de un nuevo grupo de deportados.
La secretaria de Seguridad calificó a Panamá como “un aliado clave” en la “drástica” disminución de la inmigración ilegal a través del Tapón del Darién. No obstante, aprovechó su paso por el istmo para insistir en la necesidad de que el Canal garantice el libre tránsito de buques de guerra y embarcaciones auxiliares estadounidenses. Ese mensaje no fue transmitido directamente a las autoridades panameñas, sino publicado en la cuenta de X de la embajada de Estados Unidos.
.@Sec_Noem: Hoy en Panamá me reuní con el presidente @JoseRaulMulino y ministros panameños para conversar sobre nuestra continua colaboración en materia de inmigración ilegal. Panamá ha sido un aliado regional clave, contribuyendo a la drástica disminución de la inmigración… https://t.co/WuPiQUgLWP
— U.S. Embassy Panama (@USEmbPAN) June 24, 2025
La llegada de Noem se inscribe en una ofensiva diplomática sostenida. Es la tercera en lo que va del año de un miembro del llamado “círculo cero” de Trump.
Marco Rubio en febrero
En febrero, Marco Rubio, secretario de Estado, fue el primero en aterrizar en suelo panameño. Se llevó varios trofeos: Panamá congeló el acuerdo con China conocido como la Ruta de la Seda, abrió la puerta para que la empresa Hutchison Ports deje de operar en los puertos vecinos del Canal y se comprometió a deportar migrantes a través de un aeropuerto en Darién.
Sin embargo, para Trump no fue suficiente. Insistió públicamente en que los buques de guerra estadounidenses debían contar con paso gratuito y expedito por el Canal. Y, por supuesto, su ambición mayor: retomar el control del Canal de Panamá, tarea que encomendó al propio Rubio. “Ya tenemos a Marco Rubio al mando. Buena suerte, Marco”, dijo Trump el pasado 5 de marzo, en un discurso ante el Congreso.

Pete Hegseth en abril
En abril, fue el turno del secretario de Defensa, Pete Hegseth, cuya visita desató una tormenta política. Hegseth firmó con el gobierno panameño un memorando de entendimiento en materia de seguridad que permite la presencia militar de Estados Unidos en Panamá, lo que generó una oleada de críticas. Políticos, internacionalistas y organizaciones de la sociedad civil sostienen que el documento viola la soberanía nacional.
Además, se firmó una declaración conjunta que ha sido interpretado de distintas formas. Estados Unidos afirmó que garantiza que sus buques militares y auxiliares tendrán “acceso libre y preferencial” al Canal. Sin embargo, Panamá ha aclarado que no se trata de un paso sin costo, sino de un sistema de compensación por servicios, basado en convenios similares con el Ministerio de Seguridad Pública.

“Esto es una afrenta a la soberanía”, denunció el excandidato presidencial Ricardo Lombana. Por su parte, el expresidente Martín Torrijos fue igualmente contundente:“Nadie niega que pueda existir cooperación fluida con Estados Unidos. A lo que nos negamos es a que se vuelva a entregar territorio panameño para instalaciones militares conjuntas, lo cual no es más que aceptar la presencia militar extranjera en este país, lo que está prohibido”.
A ambos se les revocó la visa estadounidense. La visita de Hegseth también provocó la renuncia de Carlos Ruiz-Hernández al cargo de viceministro de Relaciones Exteriores, en medio de especulaciones que fueron interpretadas según diversos intereses políticos.

Las tres visitas, ocurridas en un lapso de pocos meses, no han sido casuales. Tampoco han pasado desapercibidas en Washington ni en la región. En mayo, The Washington Post tituló: “Trump busca reinstalar la Doctrina Monroe en el siglo XXI”, en referencia a la política exterior de 1823, que proclamaba que América era para los americanos, y que cualquier intento de intervención extranjera en el continente sería considerado un acto hostil por parte de Estados Unidos.
“Panamá como puerta de entrada”
Analistas locales coinciden en que Panamá se ha convertido en la puerta de entrada para los nuevos intereses hemisféricos de Trump. La oposición y diversos sectores académicos han exigido al Ejecutivo mayor transparencia sobre el alcance real de las visitas y los acuerdos firmados, mientras crece el debate sobre los límites de la cooperación bilateral frente a los intereses nacionales.


