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‘Jurassic World’: el reino caído: una franquicia sin límites

‘Jurassic   World’: el reino caído:  una franquicia sin límites
La quinta entrega de la franquicia jurásica creada en 1993 por Steven Spielberg, que dirigió las p

Si hay algo que me gusta de las películas sobre los dinosaurios clonados por ordenador, es que las buenas personas siempre ganan en el último tramo de la historia trepidente que nos obliga a estar alerta en nuestras butacas, y los malos son, por lo general, devorados por estos brutales animales que eran los dueños durante la época jurásica.

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Lo curioso es que por esa misma razón no me termina de agradar esta clase de producciones de fórmula: son predecibles de principio a fin, se copian a sí mismas sin descaro y están repletas de lugares comunes.

Sí, Jurassic World: Fallen Kingdom (2018, de Juan Antonio Bayona) es, junto al primer capítulo (Jurassic Park, de Steven Spielberg, 1993), la mejor de los cinco largometrajes basados en los personajes de la novela de Michael Crichton.

Motivos

Sí, es destacada porque J.A. Bayona cumple con asustarnos con trucos ya conocidos (algo que parece obligatorio en las secuelas y precuelas), pero también sabe brindar momentos de miedo e incertidumbre con ideas de cosecha propia.

Sí, Bayona logra imprimir un sello personal a una saga que se repite a sí misma hasta la fatiga.

Esto lo consigue porque en esta producción hay más de una referencia a sus tres filmes previos: El orfanato (2007), Lo imposible (2012) y Un monstruo viene a verme (2016).

Enhorabuena, logró que los directivos de Hollywood lo dejaran trabajar con su equipo habitual: la productora Belén Atienza, el director de fotografía Óscar Faura, su montador Bernat Vilaplana y su actriz indispensable: Geraldine Chaplin.

Bayona también consigue en Jurassic World: Fallen Kingdom (Jurassic World: el reino caído) explorar sus temáticas más queridas en una franquicia que le era ajena en términos de industria: la muerte como medida última; la familia como punto de encuentro o espacio para el dolor; la soledad como fruto de perder algo o a alguien; el miedo como motor para avanzar o para atrapar un alma incomprendida; la violencia de la naturaleza que supera el supuesto dominio que tiene el hombre sobre el medio ambiente; los delicados límites entre lo real, lo imaginario y lo fantástico; los niños como tabla de salvación de los adultos calculadores o incautos, y la maternidad como espacio donde no siempre hay amor y comprensión hacia los torturados hijos.

Todo esto lo obtiene Bayona bajo un emocionante, claustrofóbico y divertido manto de un terror gótico, combinado con cuento de hadas para adultos, marca de la casa de este creador catalán.

Obligación

Aunque J.A. Bayona se ve obligado a combinar sus acostumbrados nortes con las zonas argumentales que se han vuelto indispensables en estas continuaciones fílmicas de la llamada Meca del Cine: los malvados son los científicos irresponsables y los capitalistas hambrientos de mayores ganancias; que los monstruos no son solo los dinosaurios sino también los seres humanos, los pésimos usos que se le pueden dar a la tecnología y que la manipulación genética es un aspecto más que delicado.

Pero, por más que se esfuerza el director español de hacer algo nuevo de un producto que es un refrito hasta el hartazgo, su primera incursión a la industria de Hollywood no termina de conquistar.

Bayona piensa que con poner en boca de uno de sus personajes “El mundo ha sido contaminado por la avaricia y la megalomanía política”, ya tiene entonces puestas las bases de una película, en teoría, llena de ideas políticas y en contra del maltrato hacia los animales y la forma como debemos cuidarlos, en especial, a los que están en peligro de extinción.

No es el caso, porque ya no hay novedad en los excesos de siempre: Hollywood piensa que al presentar un parque de atracciones con animales de vieja data cada vez más increíble (aunque esta es la primera película que ocurre casi fundamentalmente fuera de la isla Nublar) o al mostrarnos dinosaurios cada vez más fuertes o más inteligentes va a cautivar de forma permanente. No ocurre al 100% en Jurassic World: Fallen Kingdom.

Si los dinosaurios son maltratados en esta película, un mensaje valioso de actualidad, la nostalgia ha recibido los mismos abusos por parte de Hollywood al usar y reusar sagas como la inventada por Steven Spielberg.

Una prueba de ese estirar la nostalgia hasta un punto peligroso, es esta franquicia, que si ha funcionado en taquilla la crítica la ha tratado con desdén.

Una prueba reciente de que las mismas ideas puede llegar el día en que no funcionen ni entre la audiencia ni entre los críticos: esa triste decepción, tanto en términos monetarios como estéticos, que fue Solo: A Star Wars Story, de Ron Howard.

Claro, la historia es otra en el caso que nos ocupa, pues ya está anunciada que Jurassic World 3 se estrenará el 11 de junio de 2021.


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