En su libro Grandes Esperanzas, el escritor inglés Charles Dickens define el amor como una ciega devoción, una abnegación absoluta, una sumisión incondicional, una notable confianza y fe contra uno mismo y contra todo el mundo, más un abandono del corazón y del alma.
Y esta es apenas una de las incontables maneras en que se ha intentado darle un significado a este sentimiento. Que si bien, no en todos los casos es causante de alegrías, se dice que el verdadero amor, sea o no correspondido, es eterno.
“Solo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya, aunque nunca lo supiste”.
Con esta frase se da inicio a la novela corta Carta de una desconocida, publicada en 1922, del escritor austriaco Stefan Zweig, una muestra cruel de que no necesariamente se necesitan dos para amar, y que una de las partes, tarde o temprano, cae sobre el peso del querer.
En esta obra, una mujer, cuya identidad jamás conoceremos, le confesará su amor, a través de una carta, a un adusto caballero que conoció cuando ella era apenas una niña.
En una forma casi autobiográfica, la mujer le cuenta por medio de las páginas de su misiva cómo desde que lo vio su vida giró en torno a él y solo vivía para él, sin que el hombre sospechara siquiera de su existencia.
Stefan Zweig
escritor
Ella amaba sin medida, de manera casi obsesiva, y que algunos podrían catalogar como enfermiza. Aunque se debe reconocer que muchos hemos hecho algunos de los sacrificios que ella realizó por tratar de alcanzar su amor. Mientras que el personaje masculino es un escritor de espíritu libre, que no desea ataduras y que se entrega solo en el momento, como ella le permitirá conocer al lector durante su relato.
Las causas de este romance unilateral, quizás ni el mismo autor lo supo con certeza, pero sí logró contar las consecuencias de esa inexistente relación de una manera lacerante, llevando al lector a los oscuros rincones donde nos puede arrastrar el amar, y preguntándonos si en algún momento hemos sido nosotros mismos causantes, sin saberlo o no, de las aflicciones de un corazón roto.
Pero Stefan Zweig no solo aborda las consecuencias funestas de caer en los caprichos de Cupido, sino que además hace una breve crítica a la sociedad, aquella que carece de amor hacia los demás.
También se adentra a los sacrificios que hace una madre por el bienestar de su hijo o la desesperación de aquellos que lo tienen todo, y todo lo que necesitan es alguien a su lado.
Carta de una desconocida es una historia donde el personaje principal es, sin duda, el amor, pero no en su forma más hedónica e idealista, sino manifestado en su lado más lacerante. Aun así, es imposible no sentir empatía por un personaje que se ha denigrado a sí misma a voluntad, porque para ser sinceros, ¿quién no ha enloquecido por amor?

