En el Palacio Justo Arosemena, el pulso por el poder raras veces es sutil. Pero lo ocurrido esta semana dejó al descubierto una coreografía política cuidadosamente orquestada desde el Palacio de las Garzas, con un objetivo preciso: ubicar a Dana Castañeda, aliada del presidente José Raúl Mulino, al frente de la Comisión de Credenciales, Reglamento, Ética Parlamentaria y Asuntos Judiciales.
La comisión, más que un engranaje legislativo, es el corazón de las decisiones que pueden alterar el equilibrio institucional del país. Tiene en sus manos la ratificación de funcionarios clave designados por la Presidencia de la República, la evaluación de reformas al reglamento interno y el poder de juzgar a magistrados de la Corte Suprema de Justicia e incluso al presidente. Analistas políticos afirman que su control equivale a un seguro político.
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La presión que cruzó la línea
Fuentes del Legislativo aseguran a este medio que el martes, víspera de la votación, la tensión se convirtió en ultimátum. La advertencia era clara: si la Asamblea no nombraba a Castañeda, “podría haber un quiebre institucional”. El mensaje, afirman testigos, no provenía de los pasillos del Legislativo sino de la estructura presidencial.
El asesor presidencial Jorge Ricardo Fábrega, visita frecuente del Legislativo, en los últimos días, no fue el único emisario. Se afirma que el contralor Anel Flores también habría sido parte del operativo político. Durante la conferencia de prensa del pasado jueves, este medio consultó directamente al presidente de la República, José Raúl Mulino, sobre un posible interés del Ejecutivo para que diputados de RM presidieran la comisión de Credenciales.
El presidente rechazó cualquier injerencia y calificó el asunto de “morbo inventado”, aunque reconoció que Fábrega actúa como su enlace directo con la Asamblea: “No para buscar votos, sino para coordinar”, dijo.
Sin embargo, el relato de los diputados contradice esa versión. “Desde el día uno he denunciado la presencia del Ejecutivo en la toma de decisiones de la Asamblea. Hoy se repite la historia, pero en la Comisión de Credenciales”, declaró Luis Duke, de la bancada Vamos, después de la votación.

El desplazamiento de la oposición
El diputado Augusto “Tuto” Palacios, de la coalición Vamos, aspiraba desde el inicio a la presidencia de Credenciales. Planteaba una comisión independiente, capaz de garantizar la separación de poderes. Pero su candidatura quedó herida desde la conformación misma del grupo: el Partido Revolucionario Democrático (PRD), Realizando Metas (RM) y la bancada mixta aseguraron cinco de los nueve escaños, cerrando la aritmética a cualquier intento opositor.
En los últimos días surgió la alternativa de impulsar a Joan Manuel Guevara, de la bancada mixta, como un posible consenso. El Ejecutivo no cedió. Castañeda era la pieza que debía encajar y así ocurrió: 5 votos contra 4. Los respaldos decisivos surgieron de las bancadas que, en la práctica, han dado oxígeno legislativo a Mulino.
Un patrón que se repite
La elección de Castañeda no fue un hecho aislado. La vicepresidencia de la comisión quedó en manos de Ariel Vallarino (RM) y la secretaría ahora es de Arquesio Arias, diputado del PRD que fue investigado por delitos sexuales en perjuicio de una menor de edad, proceso que concluyó con su absolución por decisión de la Corte Suprema de Justicia. Con ello, el oficialismo selló el control de la comisión.
Apenas horas después, Luis Eduardo Camacho, el amigo fiel de Ricardo Martinelli y diputado de RM, fue electo presidente de la Comisión de Gobierno. Derrotó por un solo voto a la diputada Janine Prado, de Vamos.
Con este escenario, se dibuja un patrón que varios actores ya habían advertido. El 5 de agosto pasado, el exdiputado Juan Diego Vásquez, líder de la coalición Vamos, alertó que la presencia de Fábrega en la Asamblea buscaba asegurar votos para Castañeda. Y semanas antes, el 1 de julio, diputados de las bancadas que votaron a favor del panameñista Jorge Herrera para la presidencia de la Asamblea, denunciaron la participación de “pesos pesados” del Ejecutivƒo en la elección de la junta directiva. En esa oportunidad no lograron su propósito: que Shirley Castañeda, diputada de RM y abogada de Martinelli, se coronara como presidenta de la Asamblea.
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La batalla silenciosa
La Comisión de Presupuesto solía ser el botín más codiciado. Este año, el verdadero campo de batalla estuvo en Credenciales. El motivo es evidente: controlar la puerta de entrada, y de salida, de los procesos judiciales contra las más altas autoridades.


