Datos del Instituto de Estudios Interdisciplinarios del Ministerio de Gobierno señala que en el 2016 mil 69 menores de edad están bajo procesos penales en Panamá y son repartidos en 6 centros de custodia y cumplimiento.
Estos jóvenes tienen entre 15 años y 18 años. El 52% de ellos cumple condenas o son procesados por delitos contra el patrimonio económico (robo o hurto); 29% por delitos contra la vida e integridad personal (homicidios); delitos contra la seguridad colectiva (posesión de armas) representan el 9%, entre otros.
A esa población pertenecían los chicos que murieron en enero de 2011 en el Centro de Cumplimiento de Tocumen: Eric Batista, Benjamín Mojica Roberts, José David Frías Rentería, Víctor Jiménez Pardo y Omar Richard Ibarra.
Este caso fue seguido de cerca por Arturo Wong Sagel, quien escribió sobre este tema y el resultado fue el libreto de Implicados.
El proceso de investigación fue rápido. “En dos semanas tenía escrita la obra. Estaba muy movilizado por el suceso. Leí mucho del tema y de otros incendios similares que habían pasado en México y en Malasia, pero lo que me sirvió más fue escuchar las entrevistas en los días siguientes. Esas declaraciones que hacían los superiores para tratar de desviar la atención y que se notaba que estaban ocultando información”.
Entonces su proyecto, que hoy llega en forma de montaje al Teatro Anita Villalaz, se tornó “como un texto de conspiración y me sumergí en otros eventos políticos que estaban sucediendo. Por ejemplo, el asesinato del abogado Javier Justiniani en el 2010, y luego vino lo de un empresario que desapareció y uno se va dando cuenta que los hilos de la corrupción son extensos e invisibles y que en esa maraña está envuelta mucha gente. La política panameña está llena de eventos macabros que parecen ser más propios de la literatura y que el periodismo les pasa por alto”.
De esa manera fue moldeando los conflictos y el contexto de sus personajes. “Dejó de ser acerca de dos custodios que intentan evadir su responsabilidad sobre un incendio que provocaron, sino sobre una vorágine de corrupción y poder que permiten que sucedan estos lamentables eventos”.
No quiso tener acceso a los sobrevivientes o las familiares de las víctimas. “No quería que eso me contagiara porque a decir verdad, la historia no es acerca de ellos. La historia es sobre los custodios. Sentí que si los involucraba entonces el punto de vista podía cambiar y no quería eso”.
EL JUICIO
En enero de 2016 fueron condenados a 46 años de cárcel 12 personas entre miembros de la Policía Nacional y custodios del Centro de Cumplimiento de Tocumen por los delitos de homicidio, tentativa de homicidio y tratos inhumanos en perjuicio de los menores fallecidos en 2011.
Arturo Wong Sagel está conforme con esta condena. De hecho, hasta le sorprendió. “Hace tres años, releía el texto y me decía a mí mismo que debería montar la obra porque el tiempo pasa y no había ocurrido nada, pero no lo hice. Cuando me enteré de las condenas pensé: ‘El texto tendré que cambiarlo ahora que se juzgaron a los policías’, pero ni lo toqué. Me parece que es una historia que merece salir a la luz así como está. Parece estar más vigente hoy en día, teniendo en cuenta lo que sucedió en Guatemala”, cuando el pasado 8 de marzo más de 40 menores de edad murieron calcinadas en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción de San José Pinula.
No obstante, “hay chivos culpables y otros que están en un escalón superior de la cadena y salen ilesos, y esos también merecen ser juzgados, pero sabemos muy bien que la justicia es selectiva”.
Aunque se cumplió con una sentencia, Andrés Morales, integrante del elenco de Implicados, plantea que “una golondrina no hace primavera. Hay mucho maleante suelto que debería ser juzgado por ese hecho”.
Su colega Roberto Thomas indica que si bien se cumplió con lo esperado, su mayor preocupación “es confirmar que este tipo de acciones son premeditadas por instituciones que deberían velar por el bienestar colectivo”.
Juan Villaverde, que también participa como intérprete en Implicados, resalta que “la justicia en nuestro país, y en Latinoamérica en general, ha demostrado ir hasta donde conviene y no más allá”.






